... Como una empresa responsable y próspera de energías renovables, estamos aumentando los esfuerzos de concienciación. No sólo por nuestro beneficio, sino por el del medio ambiente local y regional del Algarve.

Esta semana nos centramos en el cultivador de naranjas del Algarve y su difícil situación. Siendo 2020 un año tan seco, quedan muchos desafíos para los agricultores. Sacar el producto de la tierra nunca ha sido tan difícil. Recientemente se ha puesto en relieve la difícil situación del sector. Los agrónomos advierten que hay que hacer algo urgentemente para salvar una industria de 145 millones de euros. Además del tema de la sequía, hay que añadir la lucha contra la mosca común de la fruta y el enverdecimiento de los cítricos. Las cosas malas vienen de tres en tres.

La plaga de la mosca de la fruta es una plaga preocupante, hace que la fruta se vuelva amarilla y se caiga. Del mismo tamaño que la mosca doméstica, (pero de color amarillo con marcas marrón-negras), la hembra pone huevos en la fruta. La larva eclosiona y luego se esconde dentro de la fruta para alimentarse de la pulpa durante un máximo de 12 días. La siguiente larva se desprende del fruto y se pupa en el suelo. El fruto se estropea debido a los agujeros y a las larvas blancas. Las pupas sobreviven en el suelo para emerger como moscas después del invierno. Este ciclo se repite.

El enverdecimiento de los cítricos es causado por un patógeno transmitido por vectores. Los agentes causantes son bacterias móviles, (células móviles de organismos) ayudadas por psílidos, o piojos de plantas. Los síntomas visuales comunes son el amarillamiento de las venas de las hojas y los tejidos adyacentes; seguido de manchas moteadas en toda la hoja, y luego la defoliación prematura. Esto, a su vez, afecta a los árboles causando la muerte de las ramas pequeñas, la floración fuera de temporada y la producción de frutos pequeños y deformes. Peor aún, la fruta se mantiene verde en el fondo y sabe amarga.

El reto es eliminar los psílidos africanos los cuales se encontraron por primera vez en Sudáfrica en 1947. Son una amenaza en Portugal y Madeira. Afortunadamente, esta especie es sensible a las altas temperaturas y no se desarrollará a más de 25°C. Pero antes de 2004 no se encontraban fuera del continente africano. El control mediante métodos culturales como la gestión de antibacterias, la eliminación de plantas infectadas, la exploración frecuente, el rastreo y la declaración de crisis ayudará a mitigarlo. Pero no existe una cura en este momento.

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