Hoy en día se puede encontrar casi cualquier cosa en Google, tanto que el Diccionario de la Universidad de Oxford reconoció la palabra "google" en 2006.

Los estudiantes usaban las bibliotecas, los veías escondidos en un escritorio lleno de libros, garabateando frenéticamente o mirando a la distancia, perdidos en las profundidades de un problema o preguntándose cuál era el nombre de la persona que habían conocido la noche anterior.

Hoy en día se puede encontrar cualquier cosa buscando en Google, y está bastante actualizado, incluso más que la Enciclopedia Británica. Alguna vez usé mucho la biblioteca, empecé a leer lo que mi madre seleccionaba para mi cuando era adolescente, y más tarde como un miembro más, orgullosa de mostrar mi tarjeta de la biblioteca local y ya con mi propia lista de libros seleccionados.

¡Había tantas opciones! Biografías, autobiografías, ficción, no ficción, viajes, historia, artesanía, atlas/mapas, finanzas, sociología, leyes... las opciones eran infinitas e igualmente abrumadora a veces. Incluso empecé a anotar los autores favoritos en la parte de atrás de mi diario (sí, un diario de verdad con esquinas metálicas) y reservar un libro en particular cuando me daba cuenta que el que buscaba ya estaba prestado. ¿La gente sigue utilizando las bibliotecas ahora que pueden comprar libros electrónicos desde la comodidad de su casa en una variedad de tiendas como Amazon, Apple y Google?, pero ¿por qué comprar cuando puedes perdirlos en préstamo en la biblioteca local?

Si tu biblioteca está registrada en Libby, OverDrive o Hoopla, puedes navegar, pedir prestado y leer libros, directamente a través de la aplicación. Una gran revelación para mí, debo añadir, y es cierto - ¡lo he "googleado" para averiguarlo!

Marilyn Sheridan