Mirando hacia atrás a tus días de escuela, probablemente recuerdes haberte quedado despierto hasta tarde la noche anterior para estudiar para un examen. Tal vez obtuviste una buena nota, pero una semana después, ¿recuerdas algo de lo que "aprendiste"? No mucho, probablemente.
Sin repetición, los recuerdos se desvanecen rápidamente. Sin embargo, si intentas repetir demasiado contenido a la vez, tu cerebro se sobrecarga.

Digamos que intentas aprender la palabra cão (perro). Te sientas y la repasas 50 veces seguidas: cão, cão, cão... Esto es muy fácil para tu cerebro. Acabas de ver la palabra hace un segundo, así que no hay esfuerzo para seguir recordándola.

Ahora, imagina que sólo la revisas una o dos veces, y luego no la vuelves a ver hasta el día siguiente. Tu cerebro ahora tiene que trabajar más duro para encontrar este recuerdo entre millones de otras piezas de información que ha leído en las últimas 24 horas. "¿Cuál era esa palabra...? Sé que empezó con una c... ¡Oh, sí! Cão!" Hacer el proceso más deliberado es lo que ayuda a almacenar los recuerdos a largo plazo.

El mejor momento para revisar algo es inmediatamente antes de que estemos a punto de olvidarlo. Es como si le dijéramos a nuestro cerebro, "¡Oye, no olvides esto, es importante!" Esencialmente, queremos entrenar a nuestros cerebros para hacer que la información dure más y más tiempo antes de olvidarla. Con el tiempo, esto refuerza las vías neuronales que mantienen la información enraizada en nuestra memoria y fácilmente accesible.

Esta idea es la base de un método llamado "repetición espaciada". Esta estrategia de aprendizaje implica una revisión regular, usando intervalos gradualmente crecientes que se adaptan a nuestro desempeño. Las cosas que son más difíciles se revisan con más frecuencia, y las que ya conocemos bastante bien se revisan con menos frecuencia. El tiempo entre cada revisión aumenta cada vez que recordamos algo con éxito.

Conocer un idioma es una cosa, pero ser capaz de usarlo espontáneamente en una conversación es otra. Aquí es donde la memoria rápida juega un papel importante. Los estudios muestran que se necesitan alrededor de 10.000 palabras para ser fluido en un idioma, por lo que la práctica consistente a largo plazo es esencial. Afortunadamente, los programas de repetición espaciados hacen que ese proceso sea más eficiente y menos ambiguo. ¿Quién no quiere aprender más en menos tiempo y con menor esfuerzo?

Esta estrategia puede ser implementada con una variedad de herramientas o incluso con tarjetas físicas. Si tienes curiosidad por saber cómo la hemos aplicado para aprender portugués europeo en nuestra plataforma, visita: practiceportuguese.com/worksmarter