Hablando con Lusa, la delegada de Sanidad del Algarve, Ana Cristina Guerreiro, reveló que no existe ningún registro de mosquitos infectados con ninguna de estas enfermedades en el Algarve porque, aunque el mosquito está presente en la región, primero tendría que picar a las personas infectadas para transmitir la enfermedad a otras personas.

Según Ana Cristina Guerreiro, a "Aedes albopictus", nombre científico de esta especie de mosquito, le gusta criarse "en pequeñas cantidades de agua limpia", como la que se encuentra en "platos de ollas, neumáticos de coches o en contenedores naturales".

El delegado regional de salud destacó que al mosquito "no le gustan las marismas saladas", y en su lugar busca zonas donde se acumula "agua de lluvia o de riego", por lo que están animando a los ciudadanos a reforzar su atención a estos lugares, pidiendo a la gente que ayude a "reducirlas".

La autoridad sanitaria ya ha llevado a cabo acciones de formación dirigidas a funcionarios municipales, jardineros, condóminos y los residentes ya que pueden "contribuir a la reducción de la multiplicación de mosquitos", reforzó.

La especie de mosquito invasor "Aedes albopictus" se detectó por primera vez en septiembre de 2017 en una fábrica de neumáticos del norte del país, lo que desencadenó una respuesta de vigilancia por parte de las autoridades de salud pública a nivel local, regional y nacional.

En 2018 se detectó en el Algarve, en el municipio de Loulé, y, este año, en el municipio de Faro. Sin embargo, en este momento "existe el mosquito, pero aún no se ha detectado ninguno portador de enfermedades".

"Actualmente tenemos trampas en varias partes del municipio de Faro, en el perímetro de la parroquia de Montenegro y Ría Formosa permanentemente", destacó Ana Cristina Guerreiro.

Las autoridades sanitarias han estado "ampliando el perímetro de investigación", colocando trampas en el municipio de Loulé, pero también en el perímetro del aeropuerto "como parte de las obligaciones relativas a la vigilancia de las fronteras".