El sistema inmunológico es mucho más complejo de lo que solemos creer, una fascinante red de células, órganos, proteínas y tejidos con un trabajo muy importante: proteger el cuerpo de los invasores externos, como las bacterias, los virus y los parásitos.

El sistema está trabajando en segundo plano continuamente y muchos factores juegan un papel en su funcionamiento, incluyendo un número gran parte de nuestro estilo de vida.

Aunque evitar las infecciones (con un buen lavado de manos, etc.) es una de las cosas más importantes para mantener a raya las infecciones de invierno, nuestros propios hábitos y forma de vida también pueden desempeñar un papel en el apoyo a nuestro sistema inmunológico.

Aquí hay cinco maneras en que podrías estar saboteando tu sistema inmunológico...

Fumar
Es de conocimiento común que fumar tiene un efecto dañino en muchas áreas diferentes del cuerpo, y en el delicado equilibrio del sistema inmunológico no es diferente.

"Fumar aumenta la inflamación en el cuerpo, lo que eventualmente puede conducir a desórdenes inflamatorios crónicos, como enfermedades cardíacas, asma y artritis" explica Emily Rollason, nutricionista senior de Holland & Barrett.

"Fumar también puede reducir la absorción y el uso de ciertos nutrientes que son beneficiosos para el apoyo del sistema inmunológico, como las vitaminas B12, C y D; de hecho, es bien sabido que los fumadores tienen mayores requerimientos de estos nutrientes".

Rollason dice que dejar de fumar no sólo es beneficioso para el corazón y los pulmones, sino que también es vital para asegurar que el cuerpo pueda recuperarse bien cuando se encuentra con una infección de invierno. Habla con un profesional de la salud si deseas dejar de fumar pues puede aconsejarte sobre cómo hacerlo de la mejor manera posible.

No dormir lo suficiente
Dormir mal es algo que nos afecta de más formas de las que nos imaginamos: "Dormir lo suficiente es muy importante, sobre todo en lo que se refiere a la respuesta inmunitaria de adaptación", dice Rollason.

Rollason explica que la respuesta de adaptación es básicamente cuando el cuerpo almacena una "memoria" de cualquier patógeno invasor previo, para ayudar a combatirlo en el futuro. Las células necesarias para estos procesos se regulan y activan durante el sueño.

"El cuerpo sigue un ciclo natural de sueño y vigilia regulado internamente, conocido como el ritmo circadiano, y hay pruebas que demuestran que muchas células del sistema inmunológico también siguen este ritmo, con ciertas células que alcanzan su máximo durante el sueño nocturno", añade Rollinson.

Nuestros cuerpos también queman mucha energía al combatir o recuperarse de una enfermedad, por lo que el sueño es realmente importante para ayudar a combatir cualquier infección con la que nos hayamos topado a lo largo del día. PA