Las lluvias que cayeron en octubre y noviembre en el Algarve aliviaron en parte la presión sobre los agricultores, pero no descartaron la posibilidad de racionar el agua de las presas para la agricultura, algo que preocupa a los agricultores. Enfrentada a una sucesión de años de sequía severa y extrema, la lluvia que ha caído en la región en las últimas semanas ha ayudado a reemplazar parte del sistema de almacenamiento de agua del Algarve oriental, donde los efectos de la sequía son más pronunciados.