"El mar profundo, con grandes extensiones de agua y lecho marino, entre 200 y 11.000 metros bajo la superficie del océano, es reconocido mundialmente como una importante frontera de la ciencia y el descubrimiento", señala la bióloga marina Ana Hilário, coordinadora del programa Challenger150 junto con Kerry Howell, investigador de la Universidad de Plymouth (Reino Unido) y especialista en ecología de las profundidades marinas.

Ana Hilário, investigadora del Centro de Estudios Ambientales y del Mar (CESAM) de la Universidad de Aveiro (UA), señala que "aunque las profundidades marinas representan alrededor del 60 por ciento de la superficie de la Tierra, una gran parte permanece inexplorada y la humanidad sabe muy poco sobre sus hábitats y cómo contribuyen a la salud de todo el planeta".

Para desvelar estos "secretos", Ana Hilário y Kerry Howell han reunido a un equipo de científicos de 45 instituciones de 17 países para trabajar durante una década en el estudio de las profundidades marinas.
Desde Portugal, además de la UA, también contribuyeron al diseño del programa científicos del Centro Interdisciplinario de Investigaciones Marinas y Ambientales (CIIMAR) de la Universidad de Oporto, el Centro de Investigación y Desarrollo Okeanos de la Universidad de las Azores y el Centro de Investigaciones Marinas y Ambientales (CIMA) de la Universidad del Algarve.

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Al ser preguntado por Lusa si la investigación de las profundidades marinas puede abrir la puerta al agotamiento de más recursos naturales, el investigador admite que sí podría, pero subraya que el objetivo es "conocer más para utilizarlo mejor".

"No podemos limitar el conocimiento con la premisa de que vamos a destruir", añade, subrayando que la premisa tiene que ser "un mejor uso".

Ana Hilário dijo a Lusa que "hay muchas pruebas del potencial" de las profundidades marinas y que es necesario "adquirir suficiente conocimiento para decidir si vale la pena explorar proporcionando información a los encargados de la formulación de políticas".

Según el científico, además del potencial mineral, existe un enorme potencial en términos de biotecnología azul, con la posibilidad de obtener nuevos fármacos y nuevos compuestos químicos, "con millones de aplicaciones".

"Uno de los posibles tratamientos relacionados con el covid-19 proviene de un nuevo compuesto que ha sido descubierto en un organismo marino profundo", ejemplifica.

Ana Hilário cree que "existe un inmenso potencial para el descubrimiento de nuevos compuestos químicos con aplicaciones en todas las áreas, desde la farmacéutica hasta la cosmética y la ciencia".
"Una de las moléculas más utilizadas hoy en día en todos los laboratorios que trabajan en genética proviene de una bacteria que fue descubierta en las profundidades del océano", comenta.

Incluso en la industria pesquera "que se realiza cada vez más a mayores profundidades, esto no invalida la búsqueda de un mejor conocimiento del sistema, incluso para saber cómo preservarlo".

Esperan los científicos que Challenger150 genere más datos geológicos, físicos, biogeoquímicos y biológicos a través de la innovación y la aplicación de nuevas tecnologías, y se utilizarán esos datos para comprender cómo los cambios en las profundidades marinas afectan a todo el entorno marino.

Estos nuevos conocimientos se utilizarán para apoyar la adopción de decisiones regionales, nacionales e internacionales sobre cuestiones como la minería en los fondos marinos, la pesca y la conservación de la biodiversidad, así como la política climática.

"Nuestra visión es que, en un plazo de 10 años, cualquier decisión que pueda tener un impacto en las profundidades marinas de cualquier manera se tomará sobre la base de un sólido conocimiento científico de los océanos", dice Kerry Howell, citado en una declaración de la Universidad de Plymouth.

Para ello, subraya el investigador británico, "es necesario que haya un consenso y una colaboración internacional".

Los investigadores del programa publican el 25 de noviembre un llamamiento a la cooperación internacional en la revista Nature Ecology and Evolution, al tiempo que publican un esbozo detallado de Challenger150 en la revista Frontiers in Marine Science.