"Debido a que está prohibido cortar las aletas de los tiburones a bordo de los buques y mantenerlos a bordo, transbordarlos o desembarcarlos, se ha identificado al capitán del buque y a la compañía responsable del mismo. También se preparó el respectivo aviso de contravención, cuya multa puede llegar a los 25.000 euros", dijo GNR en un comunicado.

En la nota se explica que la práctica de quitar las aletas "contribuye a la excesiva mortalidad" de la especie, amenazando su sostenibilidad futura. "La práctica de 'extracción de aletas de tiburón' consiste en quitar las aletas a los tiburones y devolver la parte restante del cuerpo al mar, donde el animal acaba hundiéndose, desangrándose o asfixiándose", se dice.

Según el GNR, la Unión Europea (UE) es uno de los mayores exportadores de aletas y una importante plataforma de tránsito para el comercio mundial de aletas, aunque se trata de una práctica ilegal. "GNR compite diariamente por el esfuerzo de poner fin al comercio de aletas en la UE, incluyendo la importación, exportación y tránsito de aletas que no están adheridas naturalmente al cuerpo del animal", dijo. Las 83 aletas incautadas y los 21 kilogramos de tiburón se entregaron al Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA) para su análisis.