"Durante diez meses hemos estado sufriendo brutalmente las consecuencias del trabajo precario, la falta de derechos y de protección social, agravadas por las consecuencias devastadoras de la pandemia, que nos llevan, sin alternativa, a la privación económica, a situaciones de endeudamiento e informalidad" , dijo hoy Teresa Coutinho, de Ação Cooperativista, en el llamado a la protesta, hoy en una conferencia de prensa online.

La protesta "Na Rua Pelo Futuro da Cultura" tiene un alcance nacional y es promovida por varias estructuras, entre ellas la Acción Cooperativa, el Sindicato de Trabajadores de Espectáculos, Audiovisuales y Músicos ( CENA-STE), Plateia - Asociación de Profesionales de las Artes Escénicas, la Asociación Portuguesa de Directores (APR), el Sindicato de Trabajadores de la Arqueología (STARQ) y la Rede - Asociación de Estructuras para la Danza Contemporánea. "Es muy importante que el Gobierno portugués perciba la fuerza de la cultura, porque no la ha comprendido plenamente. Seguimos teniendo muchas dificultades para entender el tamaño de estos trabajadores y todas las áreas que involucran", lamentó hoy Rui Galveias, director de la CENA- STE, en la conferencia de prensa.

Según Amarílis Felizes, de Plateia, esta protesta nacional es "en respuesta a la falta de respuesta" que las estructuras recibieron de la tutela de la cultura, en la última reunión, en diciembre. "Creemos que estar en la calle es importante para llamar la atención y queremos respuestas concretas", dijo. En la convocatoria revelada hoy, se dice que las estructuras representativas del sector están indignadas por el hecho de que, "a partir de enero de 2021, el apoyo a los que trabajan con los recibos verdes es aún menor y tiene un acceso más condicionado (con la condición de los recursos) que los que existían en 2020".

Entre las reivindicaciones presentadas por las estructuras culturales se encuentra una "protección social efectiva" para los trabajadores de la cultura, "debido a la pérdida total o parcial de sus ingresos a causa de la pandemia" y que esta protección social "está por encima del umbral de la pobreza, que no hace nadie desde el exterior y que continúa hasta el levantamiento de todas las normas de condicionamiento de la actividad profesional". También quieren que "los municipios e instituciones culturales paguen los eventos, espectáculos, obras y actividades que se cancelen o posterguen" y que haya "un marco legal y de supervisión para garantizar estos pagos".

En la conferencia de prensa, la actriz Sara Barros Leitão advirtió que "siempre que hay un caso de covid-19 en un equipo y el espectáculo se cancela, la mayoría de estos espectáculos no se pagan y simplemente se cancelan y esto es muy dramático. que tiene que ver con la no contratación de nuevas actividades por parte de los municipios ", que" renuncian "a hacer los pagos debidos".

Para apoyar la idea de que hubo una "falsa recuperación" de la actividad cultural en el contexto de una pandemia, Rui Galveias enumera casos de trabajadores en "una situación verdaderamente dramática, de agotamiento financiero, de incapacidad de pagar su alquiler, de pagar el gas, de mantener la casa caliente". "Estamos hablando de una dimensión humana muy seria. La falsa reanudación creó la idea de que estamos trabajando. Muchas de estas personas están trabajando en una dimensión completamente diferente. La reanudación no es hacer espectáculos en condiciones extremas. La reanudación es reanudar el trabajo de una manera normal", dijo.

En cuanto a la situación del profesional de la cultura, el líder sindical dijo que "está lejos de estar concluida y también se refleja en esta manifestación". El cierre cultural comenzó en la segunda semana de marzo de 2020, se extendió rápidamente a todas las áreas y, a finales de año, entre el "plan de deflación" y los estados de emergencia, el sector añadió pérdidas superiores al 70 por ciento en relación con 2019.

La cifra fue adelantada por los agentes del sector, en el escenario impuesto por la pandemia de la covid-19, y es común a diferentes áreas, desde las editoriales y librerías hasta las artes escénicas, desde las taquillas de los cines y museos, hasta los promotores de festivales, lo que permite prever una caída del orden de 4.800 millones de euros, en términos de facturación, tomando como referencia las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), para la cultura, en 2019.

En 2019, según el INE, el sector movilizó alrededor de 132.200 trabajadores y alcanzó una facturación de 6.900 millones de euros, lo que representa el 3,3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), situado en los 209.000 millones de euros de 2019. La pandemia covid-19 terminó por poner de manifiesto las debilidades ya existentes en el sector cultural portugués.

Ya en marzo se anunció el primer apoyo del gobierno al sector, con una línea de emergencia, que contaba con 1,7 millones de euros, para 314 proyectos. En junio se anunciaron tres líneas de apoyo, en el marco del Programa de Estabilización Económica y Social (PEES), que sólo se abrió en agosto: Apoyo a las estructuras artísticas (tres millones de euros), que se hicieron para ser un apoyo social para los trabajadores.