El volumen de negocios se redujo en más de 800 millones de euros durante el año 2020, (-65,1 por ciento) como resultado de la caída de la demanda de los principales mercados exteriores, (-75,1 por ciento), mientras que el mercado interno, a pesar del aumento de la demanda en los meses de verano, terminó el año con 1,1 millones menos de pernoctaciones y 335.000 huéspedes, (-21,2 por ciento).

Según los datos facilitados por la AHETA (la asociación hotelera del Algarve), la tasa media de ocupación global alcanzó el 27,7% en 2020, lo que corresponde a 8,7 millones de pernoctaciones, el peor récord de la historia. Hay que recordar que en 2019 el Algarve tenía una tasa media de ocupación del 63,2%, es decir, más de 24 millones de pernoctaciones.

El total de pernoctaciones disminuyó en 15,3 millones (-63,6%), incluidos 14,2 millones de turistas extranjeros (-75,1%), en particular en el Reino Unido (-83,2%), que registró una disminución de 6 millones de pernoctaciones y 1,1 millones de huéspedes en ese período. Todos los mercados registraron caídas muy fuertes.

Alemania cayó un 68,8 por ciento hasta 1,65 millones de pernoctaciones menos y 270.000 huéspedes, mientras que los Países Bajos cayeron un 54,7 por ciento (800.000 pernoctaciones y 102.000 huéspedes) e Irlanda cayó un 90 por ciento hasta 1,3 millones de pernoctaciones menos y 227.000 huéspedes, por nombrar sólo los mercados exteriores más importantes.

En estos términos, se estima que los bienes comercializables generados por el turismo en el Algarve han disminuido en más de 5.000 millones de euros este año. Además, el grupo de viajes y turismo del Banco de Portugal (BdP) muestra una reducción del orden de 10.000 millones de euros de bienes comercializables en 2020.

El impacto económico y social de esta evolución en las empresas hoteleras y turísticas regionales se refleja en una elevada descapitalización y en una crisis de tesorería sin precedentes, agravadas por la crisis de la pandemia en todo el mundo, en particular en los países que dependen del turismo, así como por la falta de un apoyo constante a la economía del turismo y a sus principales actores: las empresas.

Según la AHETA, en este contexto, la supervivencia de las empresas hoteleras y turísticas del Algarve dependerá fundamentalmente de las condiciones fiscales y financieras creadas por el gobierno, con el fin de mantener los niveles de competitividad en la fase de recuperación, con el fin de evitar el colapso del sector turístico en el Algarve.

"Sin un apoyo consecuente, la recuperación económica del turismo y del Algarve está comprometida, en la medida en que pone en entredicho los activos más valiosos del negocio turístico regional, es decir, el saber hacer acumulado durante décadas, plasmado en las competencias de gestión, además de la necesidad de mantener y preservar los recursos humanos de calidad, el conocimiento de los canales de comercialización y distribución de las vacaciones, así como de todo el circuito que implica el negocio turístico, etc.", dice un comunicado de AHETA.

"Para responder eficazmente a los desafíos competitivos en la fase de recuperación, necesitamos empresas hoteleras y turísticas sanas, competentes y sólidas. Las empresas débiles y frágiles no serán competitivas, sobre todo porque el turismo es el sector económico más globalizado del mundo y, por lo tanto, también el más competitivo".

La AHETA reitera que si la situación y los efectos y/o el impacto de la pandemia continúan, "veremos el colapso de muchas empresas turísticas en el Algarve", por lo que es esencial que se revisen y se tomen nuevas medidas de apoyo "de forma inmediata y urgente" para evitar que esto ocurra.

"Esperamos que la recuperación, aunque gradual y muy duradera, pueda producirse ya a partir de la próxima temporada turística, aunque los principales factores de incertidumbre que han venido asolando la recuperación de los negocios se mantienen, especialmente en lo que se refiere al comportamiento de los canales de transporte aéreo, comercialización y distribución, los operadores asociados a la intermediación y, sobre todo, la evolución de la pandemia y las restricciones impuestas por los países de origen de los turistas", concluye AHETA.