El estudio, que sitúa a Nueva Zelanda en primer lugar (con una "puntuación" de 94,4 sobre 100), a Vietnam en segundo lugar y a Taiwán en tercero, otorga a Portugal una puntuación de 38,9, justo por debajo de países como Canadá e Israel.

Tras Portugal se sitúan países como Bélgica (35,6), Francia (34,9), Rusia (32) y España (31,2).

Estados Unidos (17,3), Irán (15,9), Colombia (7,7), México (6,5) y Brasil (4,3) son los países con peor respuesta a la pandemia, indica el mismo estudio.

El estudio no incluyó a China por considerar que no tenía suficientes datos, según el instituto.

Los datos, actualizados hasta el 9 de enero, se centraron en el número de casos confirmados y de muertes, tanto en cifras absolutas como por millón de habitantes, el número de pruebas y el número de casos confirmados por pruebas.

Una tasa de mortalidad elevada en comparación con el número de pruebas realizadas, por ejemplo, se ponderó negativamente para el estudio.

A continuación se calculó una media de estos indicadores y se transformó en una "puntuación" de cero a 100 valores.

Los autores del estudio analizaron varias características de los países para ver si aspectos como el tamaño de la población o el desarrollo económico tenían un impacto en la respuesta a la pandemia.

Los países más pequeños, con una población inferior a los diez millones de habitantes, "superaron sistemáticamente a sus homólogos de mayor tamaño" durante todo el año, aunque esta diferencia fue menos acusada en la recta final del periodo estudiado.

En cuanto a la capacidad económica, el estudio considera que "no es sorprendente que los países con mayores ingresos 'per cápita' dispongan de más recursos para luchar contra la pandemia", por lo que, de media, obtienen mejores resultados que los países en desarrollo.

Las medidas de "baja tecnología", como los "cierres", señalaba el estudio, "pueden haber creado una igualdad de condiciones entre los países desarrollados y en desarrollo en la gestión de la covid-19".

Sin embargo, ahora, en el proceso de vacunación, los autores subrayaron que los países más ricos pueden tener "una ventaja decisiva en los esfuerzos de recuperación de la crisis, dejando a los países más pobres para luchar contra la pandemia durante más tiempo".