Ciertas enfermedades, cuando se detectan a tiempo, pueden mejorar la calidad de vida del paciente, aumentar la tasa de supervivencia y la eficacia del tratamiento, el cáncer de cuello de útero es una de ellas. En algunos casos, el cribado permite prevenir y curar algunas enfermedades que, si no se diagnostican a tiempo, pueden llegar a ser incurables o incluso provocar una muerte temprana y evitable.
Algunas pruebas de cribado pueden reducir la tasa de mortalidad en un 80%, como es el caso del cáncer de cuello de útero.
El cáncer de cuello de útero comienza en las células que recubren el cuello del útero, es decir, la parte inferior de la matriz. A pesar de tener una alta incidencia, esta enfermedad, cuando se detecta a tiempo, es tratable. Por lo general, el cáncer de cuello uterino se desarrolla gradualmente, a lo largo de varios años, comenzando con células precancerosas que posteriormente se convierten en cáncer. Sin embargo, en la mayoría de las situaciones estas células acaban desapareciendo sin necesidad de tratamiento, aunque hay casos que evolucionan a cáncer invasivo en menos de un año.
Estas alteraciones pueden detectarse de forma precoz mediante un examen de citología cervical, comúnmente conocido como Papanicolaou. Consiste en raspar la superficie del cuello uterino y recoger una muestra de células. Esta prueba debe realizarse en mujeres de 25 a 64 años, y también en otros grupos de edad si se sabe que existen otros factores de riesgo. En principio, debe realizarse anualmente, y tras dos resultados negativos consecutivos, los intervalos pueden ampliarse a tres años.
Puede que le resulte difícil acudir a las pruebas de citología (sobre todo en este momento). Por ello, asegúrate de conocer los síntomas: i) sangrado vaginal inusual para ti (después de la menopausia, entre periodos regulares o después de las relaciones sexuales); ii) cambios en el flujo vaginal; iii) dolor o molestias durante las relaciones sexuales y iv) dolor inexplicable en la parte baja de la espalda o entre los huesos de la cadera (pelvis). Atención: estos síntomas no suelen ser cáncer de cuello de útero, pero es importante que te pongas en contacto con tu médico para que te examine. No esperes para realizar el cribado cervical (una prueba de frotis).
Algunos factores pueden alterar la precisión de la citología y deben tenerse en cuenta: no debe realizarse durante el periodo menstrual y 48 horas antes del examen, las pacientes deben abstenerse de mantener relaciones sexuales, usar tampones, cremas vaginales, cremas hidratantes, lubricantes o medicamentos vaginales.
En los últimos años, además de la citología, se han introducido nuevas técnicas para el cribado de este tipo de cáncer, como el test del virus del papiloma humano, también conocido como VPH, que ha mejorado sustancialmente la eficacia y sensibilidad para una detección precoz. En el caso de las adolescentes y las mujeres jóvenes, la vacunación contra el virus del VPH proporciona una protección de casi el 100% contra algunos tipos de infección persistente. La prueba del VPH y la vacunación contra el VPH, en combinación con el cribado citológico, permitirán una reducción global y drástica del cáncer de cuello de útero.
Sin embargo, dado que el cribado se considera una medida de prevención secundaria, siempre es importante reforzar los aspectos relacionados con la prevención primaria, directamente relacionados con la evitación de riesgos mediante la modificación del comportamiento: Infección por VPH, infección por clamidia, tabaco, hábitos alimentarios, sistema inmunitario debilitado, anticonceptivos orales, uso de dispositivo intrauterino, historia sexual y antecedentes familiares.

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