"Las peticiones de ayuda han aumentado y el perfil de las personas que la solicitan también ha cambiado radicalmente", dijo Inês Pinto Cardoso, en declaraciones a la Agencia de Noticias Lusa.

Si, antes de la pandemia, las solicitudes eran mayoritariamente de personas con Renta de Integración Social (RSI) o pensionistas, en estos momentos, las peticiones que llegan al Banco Alimentario contra el Hambre de Oporto son esencialmente "personas que perdieron su trabajo y nunca imaginaron pasar por esta situación".

Según la funcionaria, en 2019, el Banco Alimentar do Porto recibió directamente 71 solicitudes de ayuda, que envió a las instituciones sociales del distrito, y en 2020, las peticiones superaron "más de 500 personas".

"La mayoría de las personas que piden ayuda alimentaria en este momento nunca la han recibido y nunca se imaginaron en esta situación", dijo la funcionaria, y agregó que algunas personas "sienten vergüenza de pedir ayuda".

Según Inês Pinto Cardoso, muchas de las personas que piden ayuda pertenecen a grupos de edad más jóvenes y, en general, lo hacen porque "han perdido su trabajo o tenían contratos laborales precarios".

"En este momento, estamos recibiendo más solicitudes de ayuda de personas en la franja de edad entre los 20 y los 45/50 años", aclara, y añade que "ya hay personas en situaciones extremas, que no tienen comida en casa".

En estos momentos, el Banco de Alimentos contra el Hambre de Oporto está ayudando a más de 60.000 personas, 25.000 de ellas a través de cestas de alimentos y el resto a través de las 300 instituciones a las que apoya y sirviendo comidas sociales a la población más vulnerable, como ancianos, niños víctimas de malos tratos, jóvenes embarazadas y víctimas de la violencia doméstica.

Para responder a las peticiones de ayuda, el Banco Alimentar de Oporto ha realizado un "enorme esfuerzo diario para obtener donaciones y recaudar las cantidades necesarias".

"Para el mes de febrero, necesitaremos unas 93 toneladas de alimentos, como arroz, pasta, legumbres y leche", reveló.

Además de las solicitudes de ayuda alimentaria, varias personas también han pedido ayuda al Banco Alimentar do Porto para cubrir otros gastos como la electricidad, el agua, en cuyo caso la institución "señala las solicitudes".

"Nosotros no podemos ayudar en estos ámbitos, lo que hacemos es señalar las peticiones y llevar estos registros para informar a las instituciones", explicó.

A Lusa, Inês Pinto Cardoso admitió temer que, debido al nuevo confinamiento, la situación empeore, diciendo que "los próximos dos años serán difíciles".

El Banco de Alimentos contra el Hambre de Oporto está compuesto por un equipo de 13 empleados y más de 600 voluntarios.

En diciembre, el distrito de Oporto registró 84.073 inscritos en los centros de empleo, otros 17.440 en comparación con febrero, el mes anterior al primer encierro por el covid-19, según las estadísticas del Instituto de Empleo y Formación Profesional (IEFP).

Según las estadísticas mensuales por municipio del IEFP, analizadas por Lusa, en diciembre de 2020 las 18 comarcas de Oporto contabilizaron un total de 84.073 parados inscritos, lo que supone un aumento del 26 por ciento respecto a febrero.