Envié por correo dos chaquetas de punto que había tejido para mis dos nietos pequeños. Habiendo enviado algo similar en el pasado, sabía que me costaría unos 7,00 euros. Fui a la oficina de correos, sin conocer las nuevas normas. El paquete volvió a casa conmigo. Durante los 3 días siguientes, mi marido y yo intentamos rellenar los formularios necesarios. Lo intentamos 3 o 4 veces cada día. Nos permitía rellenar todos los datos y nos dejaba pasar a la siguiente sección. Al final pulsamos "completar" y nos devolvió a la primera página para empezar de nuevo. No hay correo electrónico con código de barras, nada. Envié dos mensajes a la línea de ayuda dedicada, pensando que debía ser algo sencillo que no estábamos haciendo. Recibí una respuesta automática, nada más. Así que decidí enviarlos por separado en sobres acolchados. Sólo para ser enviados por correo normal. Me costó 3,30 euros comprarlos. Aún así, tuve que rellenar el formulario de aduanas. La mujer que estaba detrás del mostrador se dio cuenta de que me estaba frustrando mucho con todo esto y se ofreció a intentar hacerlo. Tardó, con la ayuda de su colega, 20 minutos en hacer el primero. El segundo le llevó 10 minutos porque sabía lo que estaba haciendo. El envío de los dos sobres me costó 9,00 euros, a los que hay que sumar los 3,30 de los sobres y los 5,00 euros de los formularios de aduana. ¡¡Mis 7 euros originales son ahora 17,30!!

Desde entonces han llegado a su destino sin problemas, gracias a Dios.

Me gustaría agradecer al personal de la oficina de correos de Porta Nova, Tavira, toda su ayuda.

DIANNE MEAKIN, Tavira