Ahora bien, algunos de ustedes habrán notado que se trata de una cita errónea del político y poeta chileno Pablo Neruda, que expresó un sentimiento muy similar sobre la floración de los cerezos en primavera en su país natal.

Sin embargo, estoy seguro de que si él viera lo bonito que es el almendro en flor aquí en el Algarve, no le importaría demasiado. Los dos vamos a lo mismo: queremos verlos florecer.

A partir de principios de enero y hasta marzo (o hasta que se levante el viento), los almendros, que hasta ahora han sido bastante tranquilos y discretos, empiezan a turnarse (nadie intenta eclipsar a nadie) para KA-BLOOM y explotar en hermosas flores blancas y rosas. Por cierto, quizá te interese saber que si ves una de las variedades de flores rosas que son las más escurridizas, son almendras amargas. Esta es la forma más agradable de descubrirlas, en lugar de probarlas en otoño.

La explicación de por qué hemos sido bendecidos con tantos almendros aquí en el Algarve también es encantadora. La leyenda dice algo así: "Érase una vez, el rey de Portugal se casó con una princesa nórdica. Estaban muy enamorados. Pero, cada invierno, la nueva reina se ponía muy triste.

"El rey hizo todo lo posible para animarla. La llevó de vacaciones al Algarve. Le mostró las hermosas playas. Incluso hizo que sus sirvientes saltaran y hicieran piruetas en el mar con sus mejores galas, pero todo fue en vano. Por muy bonito que sea el Algarve en invierno, ella echaba de menos la nieve de su tierra.

"El rey no sabía qué hacer. Pero un día, mientras paseaba a caballo por los verdes campos en febrero, se fijó en un árbol solitario con las más bellas flores blancas. Fue entonces cuando el rey tuvo su epifanía. Ordenó que se plantaran árboles como éste hasta donde alcanzara la vista.

"Al año siguiente, cuando el rey y su reina regresaron al sur para pasar el invierno, la reina salió de su palacio de vacaciones y, al levantar la vista, vio todos los árboles cubiertos de blanco (tal como los recordaba de su infancia) y la nieve en forma de flores de almendro bajaba arremolinada por el viento y caía a sus pies. A partir de ese día, toda su tristeza desapareció. El rey y su bella reina vivieron felices para siempre".

Puede que algunos de ustedes se muestren escépticos ante esta historia. ¿Estaba el rey realmente tan desesperado por conseguir que su reina sonriera que envió a sus sirvientes a nadar en pleno invierno? Recuerden que eran ellos los que le prepararían la cena más tarde. O tal vez pienses que es ridículo que una pequeña flor pueda hacer feliz a la pareja real para siempre. Y quizás tengas razón. La vida es complicada. No importa quién sea. Pero a veces, en los días fríos y crujientes, cuando el cielo es de ese azul profundo del Algarve que tanto nos gusta, y la luz del sol brilla a través de la hierba, y ves la primera hermosa "bola de nieve" en el árbol - con la promesa de que cada día se abrirán más y más de esos pequeños brotes como, bueno... palomitas. Creo que, tal vez, sea cierto.