Mientras tanto, el ayuntamiento ha aprobado planes para destruir 11 hectáreas de un valioso humedal en Lagoa y sustituirlo por un parque industrial. El alcalde de Lagoa, Luis Encarnação, cree que el humedal de Alagoas Brancas no contiene nada de valor, a pesar de las conclusiones de un estudio realizado en 2019 por expertos de Lisboa y de la Universidad del Algarve que pide la protección de este valioso humedal. Cita un inepto informe elaborado a toda prisa en 2018 por el ICNF, la agencia de medio ambiente de Portugal, que afirma que el humedal no es lo suficientemente importante como para incluirlo en la red de lugares protegidos del gobierno.

Sin embargo, Aguas do Algarve, de la que el Ayuntamiento de Lagoa es parte interesada, considera que Alagoas Brancas cumple las condiciones para ser protegido por la Convención de Ramsar. El órgano legislativo que examinó las denuncias públicas sobre la propuesta de destrucción de Alagoas Brancas las desestimó basándose en las conclusiones del informe del ICNF. Encarnação defiende su posición diciendo que el caso se ha cerrado en la legislatura. Este juego de Catch-22 está permitiendo a Encarnação y a sus compañeros concejales facilitar la destrucción de Alagoas Brancas. Estos funcionarios locales no han sido transparentes sobre el verdadero valor del lugar, ni sobre el aumento del riesgo de inundación, ni sobre la amenaza de colapso de la subestructura debido a la construcción.

El alcalde advierte de las graves consecuencias financieras si se bloquea el proyecto, pero no ha dicho si el ayuntamiento ha buscado financiación externa para ayudar a proteger el humedal. Mientras el Ayuntamiento de Lagoa pretende hacer de la ciudad un faro de la sostenibilidad medioambiental en Portugal, los funcionarios del ayuntamiento están destruyendo descaradamente el mismo humedal que dio nombre a la ciudad de Lagoa. La "semana del humedal" del ayuntamiento fue simplemente una farsa política para ocultar un grave delito medioambiental.

Geoffrey Blofeld
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