Ver las dificultades de su tía para realizar tareas cotidianas como beber agua o cambiar de canal de televisión tras la pérdida de movimiento causada por la esclerosis múltiple llevó a Ross O'Hanlon, de 24 años, a fabricar el dispositivo.

El guante detecta la intención de agarre del usuario utilizando la electromiografía (EMG) para medir la actividad eléctrica en respuesta a la estimulación de un nervio del músculo.

A continuación, emplea un algoritmo para convertir la intención en fuerza, ayudando al usuario a sujetar un objeto o aplicar la presión necesaria para completar una actividad.

Se espera que esta tecnología ayude a realizar una serie de tareas cotidianas, como abrir tarros, conducir o preparar té.

El guante es el primer producto de BioLiberty, una empresa escocesa cofundada por el Sr. O'Hanlon con otros tres graduados en ingeniería.

Está dirigido a los 2,5 millones de personas del Reino Unido que padecen debilidad en las manos por enfermedades como la esclerosis múltiple, la enfermedad de la neurona motora y el síndrome del túnel carpiano, así como a quienes han perdido masa muscular por la edad.

El Sr. O'Hanlon, de Newry (Irlanda del Norte), declaró: "Como soy ingeniero, decidí utilizar la tecnología para afrontar estos retos con el objetivo de ayudar a personas como mi tía a conservar su autonomía".

"Además de los afectados por la enfermedad, la población sigue envejeciendo y esto supone una presión creciente sobre los servicios de asistencia. Queríamos apoyar la vida independiente y el envejecimiento saludable permitiendo a las personas vivir más cómodamente en sus propios hogares durante más tiempo".

"Aunque hay muchos aparatos en el mercado que se ocupan de un problema de agarre específico, como herramientas para ayudar a abrir tarros, yo quería una solución integral que sirviera para una serie de tareas cotidianas".

El equipo ha creado un prototipo que funciona y ahora ha conseguido el apoyo de la Incubadora de la Escuela de Negocios de Edimburgo, con sede en la Universidad Heriot-Watt, lo que, según el Sr. O'Hanlon, supone un "gran impulso".

Debido a la pandemia, el equipo está trabajando desde su casa en Edimburgo, Belfast y Londres, pero tiene previsto volver a la Escuela de Negocios una vez que se levanten las restricciones del coronavirus.

"Confiamos en que un apoyo de este tipo contribuya a acelerar el guante en los hogares", añadió O'Hanlon.

"La incubadora de la Edinburgh Business School tiene un programa increíble para empresas en fase inicial como la nuestra, que apoya los retos a los que se enfrentan todas las nuevas empresas, como la búsqueda de financiación adicional, el marketing, la creación de redes, la ampliación y la creación de colaboraciones".

Kallum Russell, director de la incubadora de empresas de la Edinburgh Business School, dijo que el programa contribuirá a apoyar el crecimiento mediante eventos de creación de redes, tutorías, seminarios virtuales y oportunidades de conferenciantes.

Según dijo: "A medida que el impacto de la pandemia erosiona aún más la economía, el acceso a los servicios de apoyo para los propietarios de empresas se ha visto reducido.

"Como resultado, las incubadoras como la nuestra son aún más valiosas para apoyar el desarrollo de nuevos productos y servicios innovadores que ayudarán a impulsar la recuperación económica y el crecimiento".