Investigadores de las universidades Nova de Lisboa, Granada (España), Lille (Francia) y el Instituto Español de Salud Carlos III analizaron las rutinas y la interacción de los alumnos de entre 3 y 16 años y sus familias durante el primer encierro provocado por la pandemia, que comenzó en estos tres países hace casi un año.

A través de una encuesta online en la que han participado cerca de 3.900 hogares de los tres países, el proyecto 'Covideducasa', que sigue en marcha, pretende conocer el impacto del confinamiento y la enseñanza no presencial en las familias portuguesas, españolas y francesas, consideradas en su mayoría de clase media.

La investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada María Dolores Martín-Lagos dijo a la agencia española Efe que el estudio analizó la atención de las familias a sus hijos, el peso de las tareas escolares de éstos, el acceso a la tecnología y la orientación familiar, con coincidencias y diferencias entre países.

Entre las conclusiones del estudio, Martín-Lagos señaló que las madres tienen un papel más importante en las tareas, incluso en los hogares en los que ambos progenitores trabajaban o tenían un trabajo a distancia durante el confinamiento.

La mayoría de los padres reconoció la correcta planificación de las actividades por parte del colegio, aunque más del 64 por ciento de los encuestados reconoció haber vivido momentos de estrés a la hora de ayudar en las tareas escolares.

En estos casos, el 46,7 por ciento de los padres señaló la falta de tiempo para ayudar a sus hijos, mientras que el 20 por ciento admitió la falta de paciencia y algunas familias indicaron que no tenían los conocimientos necesarios para enseñar a sus hijos.
Durante el último trimestre del curso pasado, sin clases presenciales en los tres países, casi 3 de cada 10 padres consideraron que sus hijos estaban tranquilos y organizados, un porcentaje ligeramente mayor en Portugal (31 por ciento) y Francia (28 por ciento) que en España (21 por ciento).

Los padres también destacaron, "de forma general, la preocupación por el uso excesivo de la tecnología, considerado uno de los principales problemas por los padres, sobre todo en los hogares que no tienen normas de horarios muy estrictas".

Según el estudio, el 44 por ciento de los padres cree que sus hijos utilizan mucho el teléfono móvil y el 76 por ciento de los encuestados en los tres países también refieren muchas horas de videojuegos, que también aumentaron durante el confinamiento.

Por otro lado, el trabajo corroboró la disminución de las actividades extraescolares tras el encierro, principalmente el deporte, que se redujo casi a la mitad, y el empeoramiento de los hábitos alimenticios, que hizo que cuatro de cada diez niños ganaran peso.

El estudio también revela que la rutina también empeoró con el confinamiento en la mitad de las casas (51 por ciento) y afectó al bienestar emocional de los alumnos, ya que el 20 por ciento de los padres españoles y el 15 por ciento de los franceses revelaron que veían a sus hijos más tristes. En Portugal, esta evolución emocional negativa se notó en casi el 33 por ciento de los casos.