Mucha gente, por no hablar de las empresas, dice que esto me gusta bastante. No tengo que desplazarme, puedo trabajar a mi ritmo. Ahorro dinero en transporte, combustible e incluso comida. Las empresas se están dando cuenta de que quizá no necesiten oficinas tan grandes. Lo que primero rechazamos en el cierre, ¿lo estamos adaptando ahora, incluso hasta el punto de disfrutar de muchos aspectos? Esto puede tener repercusiones a largo plazo en nuestra sociedad. Portugal es un país muy "social", disfrutamos de la compañía de los demás, quizá de forma diferente a los ingleses, por ejemplo. Si dos familias inglesas van a una playa vacía del Algarve, cada una se irá al extremo y mantendrá la distancia con la otra pareja. Dos familias portuguesas se sentarán bastante cerca, les gusta la compañía y ser sociables.

¿Qué pasará cuando termine el encierro? ¿Volveremos a nuestras oficinas, volveremos a ir a la cafetería para tomar nuestro café de media mañana (o antes)? ¿Volveremos a comer fuera, o nos adaptaremos a la comida casera o a la comida para llevar? ¿Volverá la vida a la normalidad o tardaremos mucho en adaptarnos? Recuperar nuestra vida social puede llevar más tiempo del que pensamos.

El viejo adagio para los agorafóbicos era "la respuesta está a la vuelta de la esquina". Se creía que era una broma, pero quizá sea más cierto de lo que pensamos en el mundo actual de los encierros.

En cuanto podamos, volvamos a la normalidad, pero puede que sea un poco más difícil de lo que pensamos.

PA Lagoa