Las pruebas dirigidas, programadas y generalizadas son los tres ejes de intervención del plan para promover la operatividad de la estrategia de pruebas en Portugal, que pretende contribuir al control de la epidemia de Covid-19 en el país.

El plan elaborado por el "Grupo Operativo de Pruebas", que ya se está aplicando, tiene como objetivo la "identificación precoz de los casos asintomáticos de forma activa, como resultado de la intensificación y focalización de las pruebas, complementada con la creación de todas las oportunidades de pruebas, con la participación interinstitucional".

"Todas las pruebas deben realizarse e interpretarse con una finalidad diagnóstica o de cribado, basada en un análisis de riesgo que permita la identificación precoz de los casos y minimice el riesgo de transmisión en la comunidad", dice el plan.

Según el plan, las "pruebas dirigidas" dependen de la situación epidemiológica", es decir, la incidencia y la tendencia de crecimiento de la epidemia, la positividad y otros indicadores, teniendo como "objetivo principal" el cribado en contextos comunitarios y laborales.

Este tipo de pruebas incluye establecimientos educativos, eventos masivos, clubes deportivos, viajes/transporte, servicios, empresas municipales u otros, según el plan del "Grupo de Trabajo para las Pruebas" dirigido por el presidente del Instituto Nacional de Salud Ricardo Jorge (INSA), Fernando Almeida.

A su vez, el testeo programado no depende de la situación epidemiológica local y prevé acciones de testeo, previamente programadas y determinadas, en lugares o situaciones de mayor riesgo de transmisión o vulnerabilidad, con programas de cribado sistemático.

Forman parte de estas pruebas programadas los cribados para poblaciones vulnerables, como en residencias de ancianos, unidades de cuidados de larga duración o centros de acogida de inmigrantes, pero también los cribados en unidades sanitarias, y en entornos laborales y comunitarios como empresas, escuelas, clubes deportivos o eventos masivos.

En los eventos masivos, que pueden incluir celebraciones religiosas y actividades de ocio, "los riesgos para la salud se ven potenciados por la elevada concentración de participantes de diferentes regiones o países y el mayor número de contactos interpersonales".

En este sentido, las pruebas previas a la participación en estos eventos pueden representar "una oportunidad" para reducir el riesgo de transmisión de Covid-19 y, por lo tanto, deben "evaluarse adecuadamente durante la preparación del evento y durante su realización".

Las pruebas generalizadas, por su parte, que también son independientes del contexto y de la situación epidemiológica, tienen como objetivo "maximizar las oportunidades de pruebas, en diversos contextos, bajo el concepto de pruebas oportunistas, como entre los usuarios asintomáticos con una cita presencial en unidades de salud, grandes centros comerciales, estaciones de tren, entre otros".

"La esencia de la prueba generalizada también se centra en el ejercicio de la ciudadanía activa, voluntaria, informada y responsable, por lo que la prueba a iniciativa del ciudadano parece adecuada", reza el documento.

El plan también define "un conjunto de orientaciones y propuestas de trabajo, materializadas en una estrategia planificada, de testeo masivo y sistemático, inclusivo y participativo", señala el 'task force' en un comunicado.

La estrategia involucra a todos los ciudadanos y a las organizaciones y servicios de los distintos sectores (público, social y privado), para detectar de forma precoz las situaciones con riesgo potencial de brotes y romper así las cadenas de transmisión, añade.