Bajo el lema "Es hora de avanzar, el soborno debe terminar", la manifestación formó parte de una protesta nacional que también tuvo lugar en Oporto, Évora, Braga, Caldas da Rainha, Faro, Covilhã y Coimbra.

A lo largo de la manifestación, los estudiantes gritaron eslóganes como "Los millones van a la banca, la educación recibe centavos" y "La educación es un derecho, sin que se haga".

La Asociación de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidade Nova fue una de las ocho asociaciones que suscribieron la acción y su presidente, José Pinho, declaró a Lusa que la situación actual de la enseñanza superior ha traído "graves consecuencias para los estudiantes".

"Esto ya era un viejo problema, pero con la actual crisis -tanto pandémica como económica- los estudiantes y sus familias pierden ingresos cada día que pasa y se hace difícil seguir soportando los costes de la educación superior", dijo.

Este fue el caso de Tomás Caeiro, estudiante de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Lisboa, que tuvo que abandonar la carrera contra su voluntad, una decisión que le supuso un "enorme dolor".

"Todos queremos aprender, pero no podemos por situaciones externas a nosotros", es decir, la falta de medios, explicó el estudiante, que defiende la necesidad de reformas urgentes en este momento a causa de la crisis.

Tras denunciar la existencia de "casos de estudiantes que tienen que decidir entre pagar la matrícula o comer", João Pereira, alumno del ISCTE - Instituto Universitario de Lisboa, afirmó que "los estudiantes no van a renunciar a luchar por sus derechos".

En la Asamblea de la República, además de muchos megáfonos, un tambor siguió el ritmo de las reivindicaciones de los manifestantes, que van más allá del fin de las tasas académicas e incluyen más inversión en acción social, becas y residencias, así como mejores condiciones en las facultades.