Un trabajo de investigación publicado en la revista científica internacional Atmospheric Research señala que los cambios más significativos tendrán lugar en las regiones del centro y el este de la Península Ibérica y que en la costa mediterránea y los Pirineos la intensidad de las olas de calor puede aumentar en un 150 por ciento.

Además, se prevé que estos fenómenos abarquen zonas cada vez más amplias, aumentando a un ritmo de entre el 6 y el 8 por ciento por década, lo que someterá a más personas al calor, aumentará el consumo de energía para la climatización e incrementará el riesgo de incendios, prevén los científicos.

Al analizar las olas de calor, los científicos se fijan en cuatro parámetros, la frecuencia, la duración, la intensidad y la extensión del territorio al que afectan, pero en esta investigación también estudiaron el llamado factor de exceso de calor, que está relacionado con el efecto de la temperatura en el cuerpo humano.

El índice de exceso de calor puede utilizarse para tomar decisiones que reduzcan los impactos negativos de las olas de calor en la salud pública o en otros factores, como la agricultura, los bosques y la energía.

Entre 1971 y 2000, la duración media de las olas de calor aumentó un 1,71% por década y la duración máxima aumentó un 4,3% cada diez años.

Se espera que la tendencia continúe en un futuro próximo y los estudios apuntan a un aumento significativo de la intensidad, frecuencia, duración y extensión de las olas de calor ibéricas en este siglo.