En la semana en que comienzan los Juegos Olímpicos de Tokio, The Lancet publica una serie de estudios y ensayos sobre la importancia de la actividad física y los riesgos para la salud pública del sedentarismo, agravado por la pandemia de Covid-19 que ha llevado al encierro a millones de personas.

Los autores de los estudios reclaman una "acción inmediata y urgente" de los responsables políticos para que den prioridad a la investigación y a la aplicación de medidas de salud pública que mejoren los niveles de actividad física de la población.

La revista sostiene que la falta de ejercicio físico regular está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer, y que los costes asociados son de unos 54.000 millones de dólares al año, más de la mitad pagados por el erario público.

En el editorial dedicado al tema, The Lancet recuerda que durante los periodos de bloqueo el ejercicio fue considerado esencial por varios gobiernos, tan imprescindible como la necesidad de obtener alimentos, vivienda y atención médica.

"Entonces, ¿por qué los responsables de la toma de decisiones no se comprometen a promover la actividad física como una necesidad primaria para los seres humanos, independientemente del contexto de Covid-19?", dice el editorial.

Los autores de los distintos ensayos alinean algunos datos: El 80 por ciento de los estudiantes adolescentes no cumple las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de realizar 60 minutos de actividad física diaria, el 25 por ciento permanece sentado más de tres horas al día y el 40 por ciento nunca va andando al colegio.

También lamentan que haya poca investigación sobre la actividad física relacionada con la salud mental de los niños y jóvenes, conociendo los altos índices de sedentarismo: el 60 por ciento de los chicos y el 56 por ciento de las chicas pasan al menos dos horas diarias frente al televisor. En cuanto a los videojuegos, el porcentaje se divide entre el 51 por ciento (niños) y el 33 por ciento (niñas).

También se destaca la situación de las personas con discapacidad, que están más desprotegidas en su derecho a hacer ejercicio, corriendo así mayores riesgos para su salud.

Para los investigadores citados en The Lancet, al menos dos horas y media de ejercicio físico a la semana representan beneficios para la salud cardiovascular, mental y muscular.