En una carta abierta al Presidente de Angola, la organización "Voces de Angola en Europa" escribe que se han producido "cinco muertes en menos de cuatro meses", desde que "los enfermos de la junta médica en Portugal fueron abandonados y dejados en condiciones precarias y vulnerables por el Gobierno angoleño".

La asociación refiere en la carta a Joao Lourenço que el origen de las muertes se debe a la anulación de los subsidios que recibían del Estado angoleño, para estar en Portugal sometiéndose a tratamientos sanitarios. "Hasta ahora han sido cinco las víctimas de estas atrocidades, y si se hubieran evitado aún podríamos tener a nuestros compatriotas vivos: Martins Kizela, Domingos Martins Sana, Josué Bartolomeu Bumba, Lucia Mbeba, Felix S. Lucas", continúa el documento.

Tras el cierre de la junta médica de Angola en Portugal, en febrero, decenas de pacientes regresaron a Angola, pero la mayoría optó por quedarse en Portugal, alegando que necesitaban seguir recibiendo tratamientos que, según ellos, no existen en su país. En aquel momento, el gobierno angoleño declaró que, antes del cierre de la junta médica, había 385 ciudadanos en Portugal, entre pacientes y cuidadores. El cierre de la junta se produjo tras una auditoría que evaluó a los pacientes y, al parecer, detectó "varios abusos en el uso de este mecanismo".

En febrero regresaron 27 pacientes, que se sumaron a los 17 que ya habían optado por volver, por sus propios medios, al haberse resuelto su situación sanitaria. 47 pacientes y 20 acompañantes se quedaron, recibiendo apoyo del Estado angoleño, y se espera que regresen a finales de año.

Alrededor de 100 pacientes que optaron por no regresar se quedaron solos y sin el apoyo del Estado, ni para el pago de la habitación en su pensión donde aún viven, ni para los gastos. Sin embargo, siguieron recibiendo tratamiento médico, en virtud del acuerdo entre Angola y Portugal en materia de salud.

Voces de Angola en Europa afirma que "algunos pacientes están en situación crítica, como los enfermos renales y de cáncer, pacientes de alto riesgo, algunos con traqueostomía no retirada, y estas personas están debilitadas, sin fuerzas y con dificultades de movilidad, y el abandono por parte del sector sanitario angoleño en Portugal, que es el responsable del Estado de Angola, puede provocar la muerte de más pacientes".

La situación es seguida por la Asociación de Pacientes Angoleños en Portugal (ADAP), y su secretario general, Vitorino Leonardo, dijo a Lusa que el empeoramiento de las condiciones está perjudicando el ya débil estado de salud de estos pacientes: "Al perder el apoyo del Estado angoleño, los enfermos tuvieron que dejar sus pensiones y trasladarse a vivir con familiares, amigos, centros de acogida o incluso en la calle", dijo. Y añadió: "Muchos necesitan comida, no pueden comprar algunas medicinas que no son gratuitas, y el estado de estrés permanente no ayuda nada en el caso de tener estas enfermedades, que ya son muy complicadas, tanto que en Angola no hay solución para ellas."

Voces de Angola en Europa y ADAP han hecho un llamamiento a diversos dirigentes de Angola y Portugal, así como a organizaciones internacionales, para que miren y resuelvan la situación de estos ciudadanos. Criticando la falta de respuestas, amenazan con llevar el caso a los tribunales internacionales, por considerarlo una violación de los derechos humanos.