Según Fernandes de Matos, investigador en desarrollo regional: "Esencialmente, para los municipios que tienen tasas de natalidad muy bajas, [...] un subsidio mensual por cada hijo podría ayudar", señalando que este apoyo a nivel local debería asignarse "en función de la renta familiar", de forma similar a la asignación familiar.

En declaraciones a la Agencia de Noticias Lusa, el investigador en desarrollo regional y profesor de la Universidad de Beira Interior consideró que el apoyo municipal para incentivar la natalidad dado una vez y con una cantidad fija es "una contribución", pero funciona como una "idea rápida" sin responder al problema estructural de los territorios del interior, incluyendo la falta de servicios públicos de proximidad, desde el área de la educación a la salud.

Entre los municipios con medidas de fomento de la natalidad está Alcoutim, en el distrito de Faro, que en las dos últimas décadas ocupó el ranking de los cinco municipios con menos nacimientos de Portugal, con 16 nacidos vivos en 2001 y 11 en 2020, lo que llevó a la comarca a decidir destinar 5.000 euros por cada bebé nacido en el municipio.

El municipio de Almeida, en el distrito de Guarda, que registró el mayor descenso del país en el número de nacimientos en 2020 con respecto a 2001, con una reducción del -71,8%, pasando de 64 a 18 recién nacidos, prevé la asignación de 1.000 euros por el primer hijo y 1.250 euros por el segundo y siguientes.

Para el investigador Fernandes de Matos, este tipo de ayuda a la natalidad debe seguir siendo "un incentivo inicial", pero debe "complementarse con medidas de carácter más permanente".

A pesar de ser una tendencia registrada en las dos últimas décadas en todo el país, a excepción de la región del Algarve, la disminución de la natalidad fue más acentuada en los municipios del interior, lo que refleja la dinámica de pérdida de población en estos territorios, según los resultados preliminares del Censo 2021.

Desde la perspectiva del investigador en desarrollo regional, además de las medidas de apoyo a los nacimientos, es necesario incentivar la fijación de la población en el interior del país, aumentando la red de guarderías y de transporte público, y reforzar las inversiones en estos territorios, concretamente los proyectos de interés nacional con "efecto ancla".

"Necesitamos una discriminación positiva para el interior de Portugal, que permita un mayor apoyo", dijo el profesor de la Universidad de Beira Interior, indicando que estos territorios con poca población también acaban siendo perjudicados en la atribución de fondos comunitarios, así como en la representación por el poder político, incluso en la Asamblea de la República.

"Con la mayor parte de las inversiones concentradas en la costa, las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto chupan recursos, ya sean humanos o financieros", las políticas sociales y económicas de los territorios del interior tienen dificultades para avanzar con nuevos proyectos, incluso debido a "su propio desánimo", explicó el investigador, poniendo como ejemplo las remesas de los emigrantes del interior que se canalizan hacia inversiones en la costa en lugar de en la región de origen.

"Si no hay esa infraestructura, por supuesto que la economía se va a debilitar, la producción va a desaparecer, porque no hay oportunidades, no hay empleos, no hay empresas que crezcan, no hay nuevas empresas que se radiquen, todo eso se va acumulando", expuso.

La reversión de la tendencia a la baja de la natalidad "requiere de políticas públicas de medio-largo plazo, por lo tanto no pueden ser políticas públicas diseñadas para un ciclo legislativo, tienen que ser diseñadas para 10, 15, 20 años", consideró Fernandes de Matos.

"La cuestión no es sólo el aumento de la natalidad, yo diría que es posiblemente la cuestión más sencilla, suponiendo que hay una población joven y que quiere asumir este reto de tener más hijos [...], pero es necesario pensar que, después de que los niños nacen, tenemos que darles a ellos y a sus padres las condiciones para que tengan lo que es su desarrollo y todo lo que es después la creación de oportunidades, para que estos niños creados, formados, puedan quedarse en la región", sostuvo.

La investigadora también afirmó que las condiciones "no son favorables" para que el ciclo de disminución de nacimientos se revierta de manera natural, debido a dinámicas específicas que se crean y generan en la región.

"Si no se hace nada o se mantienen las mismas políticas, las mismas acciones, la situación se agravará naturalmente", advirtió, argumentando que, en materia de políticas públicas, "es necesario mirar bien los servicios de proximidad".

Entre los servicios que faltan en el interior del país, se destacan la salud, el transporte público, incluidos los autobuses y los trenes, y las oficinas de correos, además de otros problemas que deben ser resueltos, como el costo de los peajes de las ex autopistas del SCUT, la vivienda asequible, el precio del agua y la red de acceso a Internet, indicó Fernandes de Matos.

En este sentido, la respuesta debe pasar por una articulación entre los distintos niveles de gobernanza, central y local, implicando a la comunidad, al tejido empresarial, a las universidades y a los politécnicos.

Además de medidas concretas, como la atribución de una asignación mensual para cada niño en función de la renta familiar, la investigadora destacó la necesidad de un trabajo de concienciación sobre el problema, que "es grave" y pone en riesgo a todo el país: "si hoy no tenemos bebés, mañana no tendremos gente que cree riqueza y mañana tampoco tendremos ancianos".

En cuanto a la excepción del aumento de la natalidad en los municipios costeros del Algarve, el profesor dijo que puede tener que ver con la propia estructura de la población, posiblemente porque es más joven y tiene más jóvenes inmigrantes viviendo en la región: "asumir que habrá jóvenes inmigrantes allí puede ser la clave de esta diferenciación".

El caso de Odemira, en el distrito de Beja, que también registró un aumento de los nacimientos en los últimos 20 años, también puede estar asociado a la inmigración de jóvenes que trabajan en el sector agrícola, en el que una gran parte proviene de Asia: "incluso por sus características culturales, tienen más hijos que nosotros los europeos".