El estudio del Centro Hospitalario de la Universidad de Coimbra, que concluyó que tres meses después de tomar la vacuna, los anticuerpos comenzaron a caer, dejando a las personas menos protegidas contra el Covid-19, preocupa a la comunidad escolar, por lo que piden al Gobierno medidas urgentes. A poco más de un mes del inicio de un nuevo curso escolar, los directores subrayan que no son científicos, pero saben que es necesario "hacer todo para que los colegios no vuelvan a cerrar".

"Los alumnos no pueden volver a casa. Cerrar escuelas tiene efectos catastróficos que repercutirán a largo plazo. Ya nos hemos dado cuenta de que la enseñanza a distancia ha sido perjudicial para los alumnos, sobre todo los más jóvenes, que son menos autónomos, y los que ya están más necesitados de apoyo", subrayó el vicepresidente de la Asociación Nacional de Directores de Agrupaciones y Colegios Públicos (ANDAEP ) en declaraciones a Lusa.

David Sousa señaló las medidas que deben seguir adelante ahora: la realización de pruebas y la vacunación de la comunidad educativa, incluyendo a todos los alumnos mayores de 12 años. El vicepresidente de ANDAEP defiende que el personal que trabaja en las escuelas, que era uno de los grupos prioritarios en la vacunación, debe ser objeto de pruebas serológicas que permitan conocer los niveles de inmunidad y recibir la tercera dosis de la vacuna.

El presidente de la Asociación Nacional de Directores de Escuelas (ANDE), Manuel Pereira, es más cauto: "No soy técnico de salud, ni científico, sólo sé que es necesario asegurar que existan las condiciones para que haya un año escolar normal". "Las decisiones las toma el Gobierno basándose en supuestos científicos. Para nosotros, lo importante es que los alumnos y los profesores puedan estar en los colegios y si la comunidad científica dice que hacen falta tres o cuatro vacunas, pues estaremos de acuerdo", dijo en declaraciones a Lusa. Sin querer entrar en la discusión sobre la aplicación de nuevas dosis de vacunas, Manuel Pereira defendió las pruebas serológicas entre la comunidad educativa, señalándolas como una ventaja para las escuelas, pero también para la comunidad científica: "Creo que es de todo interés, no sólo a nivel nacional sino también internacional, conocer el nivel de inmunidad de los que llevan más tiempo vacunados". Entre profesores y empleados, se vacunaron unas 280.000 personas en un proceso gradual que comenzó a finales de marzo.

David Sousa subraya que no tiene conocimientos científicos sobre el tema, pero que, en base a lo que ya ha leído, le parece imprescindible que se acelere la vacunación de la tercera dosis, que se realicen pruebas serológicas, así como pruebas periódicas de detección del covid-19, similares a las que se hicieron el curso pasado. "Nosotros también defendemos la vacunación de los niños a partir de los 12 años", añade el vicepresidente de ANDAEP.

Las conclusiones del estudio de los científicos de la Universidad de Coimbra también llevaron al Presidente de la República a recordar el domingo que la decisión sobre la administración de una tercera dosis corresponde al Gobierno, recordando que los profesores también fueron de los primeros en ser vacunados.