El hombre, que ahora tiene 53 años, tuvo su primera sesión en el Tribunal Penal del Norte de Vaud, donde se le juzga por la muerte de la mujer, que entonces tenía 42 años, y del hijo mayor de ambos.

Su defensa, citada por el diario suizo 24Heures, dijo que "en un caso como éste" es necesario "entender cómo funciona este hombre".

El hombre reconoció que hubo "desacuerdos" con su esposa, pero dijo que no entendía cómo algo se convirtió en una "barbaridad".

El acusado negó haber ido al apartamento de la mujer para matarla, pero no explicó por qué cogió una pistola cargada y un segundo cargador, según la agencia de noticias suiza (ATS).

El portugués afirmó que apuntó con el arma al techo. Al salir del apartamento, su hijo mayor corrió hacia él y realizó el primer disparo. El acusado dijo que no recordaba lo que pasó después.

"Todo esto duró unos segundos. No me acuerdo y me empeño en no acordarme", añadió, citado por ATS.

El hombre también dijo estar "100% seguro" de que nunca había agredido a su mujer en los años anteriores al crimen, afirmaciones que fueron desmentidas por su hijo menor, que estuvo presente en la vista y que dijo haber visto a su madre ser agredida con frecuencia, según la misma fuente.

Según los hechos descritos en el escrito de acusación, publicado por el mismo diario, los asesinatos culminaron tras un largo periodo de discusiones y agresiones aparentemente dictadas por los celos del hombre en relación con su mujer, que trabajaba como limpiadora.

La pareja portuguesa se trasladó a Payerne (Suiza) en 2006 con sus dos hijos pequeños.

La relación se deterioró a partir de 2012, con insultos, agresiones y amenazas de muerte, lo que provocó la marcha de la mujer con sus dos hijos, de 18 y 13 años, en septiembre de 2017, a un apartamento junto a la estación de tren de Payerne.

El emigrante, entonces de 49 años, continuó acosando a la mujer, enviándole unos días antes del crimen, unos 70 mensajes de texto llamándola "mentirosa" y "zorra" en la noche del 22 al 23 de abril.

El 25 de abril, al salir del trabajo, el hombre se dirigió a la casa de su ex pareja y, según el diario suizo-francés, disparó más de 30 veces contra su hijo y su mujer.

Tras alcanzar al joven, el asesino vació un cargador sobre la mujer, recargando el arma, ejecutando a su ex pareja y al hijo de ésta, que se había refugiado, gravemente herido, en otra zona de la residencia.

Según Gazeta Lusófona, el hombre se entregó a la policía durante la noche, tras una negociación que duró cinco horas, y tenía licencia para portar armas de fuego en Suiza.

El portugués se enfrenta a una pena de entre 10 años y cadena perpetua.