Ricardo Mexia dijo a Lusa que la ley que impone el uso obligatorio de mascarillas hasta el 12 de septiembre debería caer antes del 70 por ciento de los ciudadanos vacunados, pero defendió que el uso de mascarillas debe "depender del contexto" en el que se encuentre la gente y que, en caso de grandes aglomeraciones, la adopción de este equipo de protección personal sigue siendo recomendable.

"En un contexto de baja densidad, en el que la gente es capaz de mantener las distancias, tal vez no sea imprescindible el uso de la mascarilla. Ahora, en un contexto de mayor concentración, la mascarilla sigue teniendo sentido, sigue permitiendo reducir la propagación si hay proximidad. Sabemos que en el exterior siempre es menor que en el interior, pero si hay proximidad, puede seguir teniendo sentido", dijo.

El especialista en salud pública señaló que la exigencia "es más una cuestión normativa-legal y no tanto una cuestión técnica" y subrayó que la máscara "no impide" que las personas realicen un amplio abanico de actividades: "No es exactamente una gran limitación la que se nos impone, sino que nos permite estar en los sitios y participar en actividades, reduciendo el riesgo de transmisión de enfermedades", subrayó.

Ante la proximidad del periodo otoño-invierno y la posibilidad de levantar la obligación de llevar mascarilla, Ricardo Mexía recordó que "hubo varios países que, independientemente de la estación del año, acabaron retomando el uso de la mascarilla", debido al aumento del número de casos de infección por el coronavirus SARS-CoV-2, pero dijo que prefería apuntar a la necesidad de replantear el paradigma de la vigilancia Covid-19.

"Pronto tendremos que cambiar la forma de abordar la enfermedad. Hasta ahora, como consecuencia de las menores coberturas de vacunación, estábamos muy comprometidos con la identificación de todos los casos de infección, pero con el tiempo tendremos que evolucionar para preocuparnos más por los casos de enfermedad", dijo, considerando que "el enfoque tiene que ser integral, no es con medidas individuales como se puede gestionar la cosa. Hay una serie de cuestiones que hay que tener en cuenta".

El médico de salud pública señaló que Portugal no está en condiciones de realizar un "enfoque de enfermedad cero", como ha seguido Nueva Zelanda, y, por ello, defendió que "las personas más vulnerables y de edad avanzada pueden beneficiarse del uso de la mascarilla", así como aquellas que demuestren ser sintomáticas y que, por esta condición, son más propensas a transmitir la enfermedad. "Vamos a tener que afrontar la enfermedad de la mejor manera posible. Y esto implica enmarcar los temas y retomar lo que es un conjunto de actividades que no podemos tener suspendidas 'ad aeternum'. Estas medidas tienen que tener sentido de manera concertada para enfrentar el problema", sostuvo.

Al mismo tiempo, Ricardo Mexia identificó el retorno de cierta incidencia de casos más graves y de mortalidad en los grupos de edad más avanzados y advirtió de la importancia de estudiar las causas de este fenómeno en esta etapa: "Tenemos que entender qué está pasando, por qué está ocurriendo, y si es un problema de disminución de la inmunidad por el tiempo que ha pasado desde que se vacunaron o está relacionado con una menor respuesta desde el punto de vista de las variantes", dijo.

En cuanto a la posible necesidad de administrar una tercera dosis de vacuna en un futuro próximo -que la ministra de Sanidad, Marta Temido, hizo depender ayer de las orientaciones que dé la Agencia Europea del Medicamento-, el presidente de la ANMSP destacó la importancia de recabar más datos de los estudios en curso sobre la respuesta inmunitaria en el tiempo, aunque admitió este escenario como probable: "Creo que al final llegaremos a esta fase de que tenga sentido reforzar la vacuna. No sé exactamente cuándo ocurrirá y eso es lo que hay que evaluar para tomar la decisión más adelante".