La advertencia llega días antes de que deje sus funciones como secretaria general de la Unión Astronómica Internacional(UAI), cargo para el que fue elegida en agosto de 2018, por un periodo de tres años.

La astrónoma, que hizo balance y señaló retos para la astronomía, deja su cargo el 26 de agosto, pero seguirá como asesora de la UAI durante otros tres años, pudiendo participar en las decisiones de la organización sin poder votar.

Teresa Lago destacó como "problema" el "efecto contaminante" de "miles de microsatélites" sobre la "calidad del cielo" nocturno.

En su opinión, a pesar de ser "importantísimos para la comunicación", estos pequeños satélites están limitando las observaciones astronómicas, en particular la de cuerpos celestes muy lejanos, que tienen una luminosidad más débil.

"Nuestros telescopios se pasan la vida registrando el paso de los microsatélites porque son mucho más luminosos que los objetos lejanos", ha dicho, y ha señalado que la UAI está "intentando influir en los constructores" para que "la astronomía pueda continuar" en todas las longitudes de onda de la luz.

Una de las soluciones es colocar "cubiertas en los microsatélites" para reducir su visibilidad desde la Tierra.

Además, la UAI ha intentado convencer a los países de que adopten un alumbrado público "más consciente" que no ensombrezca la visión del cielo.

Teresa Lago considera que la astronomía juega "un papel importante" en la movilización de la urgencia de combatir los efectos del cambio climático, destacando la sensibilidad de los astrónomos, por el trabajo que realizan, por "la singularidad de la Tierra, por la dificultad de encontrar una Tierra 'dos' o por la casi imposibilidad de conseguir una Tierra 'dos' o llegar a ella".

"No hay una Tierra B", advirtió.

La pandemia del Covid-19, que ha llevado a la UAI a posponer "muchas reuniones científicas", a celebrar reuniones de trabajo a distancia y a suspender las actividades de las escuelas de formación de jóvenes astrónomos, puede ser, según Teresa Lago, "un momento crucial para tener una acción mucho más visible y mucho más influyente."

"No tenemos competencias en el área del clima de la Tierra, pero los miembros de la UAI están preocupados y son sensibles a la urgencia de hacer algo", subrayó, y añadió que "cuando se trabaja con el espacio, cuando se ve la Tierra como un pequeño planeta, no hay fronteras, ni razas, ni separaciones".

La Unión Astronómica Internacional se fundó el 28 de julio de 1919.

Portugal ingresó en la organización en 1924 y es uno de los 82 países con asiento en la Asamblea General y con derecho a voto en la elección de la junta directiva y en asuntos como el plan de actividades y el presupuesto.

Además de los "miembros nacionales", en los que los países están representados por una institución (en el caso de Portugal es la Sociedad Portuguesa de Astronomía), la AUI tiene "miembros individuales", 12.167 astrónomos profesionales activos de 92 naciones, entre ellos 78 portugueses.

La UAI es la entidad que reconoce oficialmente la asignación de un nombre a un cuerpo celeste, como un planeta, un asteroide o una constelación, y define las constantes físicas y astronómicas fundamentales y la nomenclatura astronómica.

La investigación científica, la comunicación con el público, la educación, la formación y el desarrollo de las regiones o países menos ricos, basados en la astronomía, son los "pilares" de la "casa" que Teresa Lago sintió "la necesidad de ordenar" en su gestión. Estableció normas, creó un código de conducta, aprobó un "plan estratégico para una década" y consiguió que más mujeres como ella participaran en las actividades.