Financiado por la Comisión Europea, el proyecto HBM4EU-MOM también pretende estudiar los hábitos de vida y las necesidades de las mujeres embarazadas respecto al consumo de pescado en cinco países europeos -Chipre, España, Grecia, Islandia y Portugal- en la medida en que este consumo está asociado a la exposición al mercurio.

"Lo que se pretende es contar con 130 mujeres en cada uno de los países para tener 650 mujeres a nivel europeo y poder hacer un análisis global", ha dicho hoy a la agencia Lusa la investigadora del INSA Sónia Namorado.

Desde el mes de junio, el INSA está invitando a participar en el estudio a mujeres de entre 18 y 44 años embarazadas de hasta 20 semanas, pero ha habido "algunas dificultades de reclutamiento" debido a la situación de pandemia, ha explicado la coordinadora del proyecto a nivel nacional.

"Aunque intentamos hacer algo de difusión a través del Facebook del INSA y de la colaboración de algunos centros de salud, lo que nos dicen es que las mujeres están retrasando la planificación del embarazo, muchas de ellas por miedo a esta situación de pandemia", dijo Sonia Boyfriend.

Por otro lado, dijo la investigadora, "algunas mujeres embarazadas, y es comprensible, tienen miedo de participar en el estudio porque quieren minimizar los contactos durante el embarazo, porque es un periodo en el que se sienten más vulnerables y quieren protegerse a sí mismas y al bebé".

"En este estudio, realizamos la entrevista telefónica para minimizar el tiempo de contacto directo con la embarazada y también minimizar los posibles riesgos del covid-19", dijo, y añadió que ya cuentan con 45 participantes.

Se pedirá a las participantes que proporcionen una pequeña muestra de pelo para medir los niveles de mercurio y que respondan a un cuestionario sobre hábitos alimenticios, estilo de vida y salud.

Sónia Matos explicó que la recolección puede hacerse en el INSA y, si es necesario, el equipo se desplaza a la residencia.Quien quiera participar puede ponerse en contacto con el equipo a través de la dirección de correo electrónicohbm4eu-mom@insa.min-saude.pt.

La investigación, que se lleva a cabo "en el marco de un gran proyecto europeo", denominado Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana, comenzó en 2017, pero se prolongó debido a la pandemia del Covid-19, y debería concluir a finales de año.

"El objetivo de esta iniciativa es tratar de entender cómo estamos expuestos a las sustancias químicas y cuáles pueden ser las consecuencias de esta exposición en nuestra salud", explicó.

Según el investigador, hay "enormes sustancias químicas" a las que la población está expuesta, pero no todas son igual de peligrosas para la salud.

"Se sabe que la exposición al mercurio proviene de la contaminación por mercurio ya existente en el medio ambiente que nos rodea, pero la principal fuente de exposición es a través de la alimentación, más concretamente del consumo de pescado", subrayó.

Sin embargo, subrayó, "el pescado es muy bueno para la salud y, por tanto, tiene que haber un equilibrio entre ambas cosas".La cuestión que se plantea es: ¿Comemos el pescado y qué niveles de mercurio tenemos después?¿Son niveles bajos y no necesitamos hacer nada?¿O son niveles más altos?".

La exposición crónica al mercurio se asocia a la aparición de alteraciones en el sistema nervioso central, los riñones y el hígado, así como a síndromes oftalmológicos o dermatológicos, además de cambios en el sistema inmunitario, la presión arterial y el ritmo cardíaco.

El problema de las mujeres embarazadas, el grupo más vulnerable, es que el mercurio que existe en su cuerpo también existirá en el del bebé, dijo.

"Al participar en el proyecto, las mujeres no sólo tendrán la oportunidad de conocer su exposición al mercurio, sino que también estarán contribuyendo a la recogida de datos a nivel poblacional que podrían tener efectos en las políticas sanitarias y medioambientales", dijo Sónia Namorado .