En un comunicado enviado a Lusa, el MIA afirma que la información sobre la ocurrencia de este accidente nuclear partió de la plataforma Tanquem Cofrents, que forma parte del movimiento ibérico y que aglutina a los principales grupos y organizaciones ecologistas de la sociedad civil valenciana.

El accidente se registró el jueves, con "una fuga de agua altamente radiactiva en la turbina de la central, en el circuito primario del reactor".

El Grupo Iberdrola, propietario de la central nuclear, a través de una nota publicada en su página web, afirma que "este incidente no ha tenido impacto en la seguridad de las instalaciones, las personas o el medio ambiente".

"La central nuclear de Cofrentes, siguiendo los procedimientos establecidos, comunicó al Consejo de Seguridad Nuclear que, a las 10:17 horas [del jueves], se registró la parada automática del reactor debido al funcionamiento de su sistema de protección por un bajo nivel de señal puntual en la vasija del reactor. Todos los sistemas de seguridad de la fábrica funcionaron correctamente según el proyecto y la unidad se encuentra estable en la condición de operación tres (parada en caliente)", reza el documento.

Según Iberdrola, el descenso puntual del nivel de agua "se debió a la disminución del caudal de agua de alimentación" y el equipo técnico de la central nuclear "está realizando las tareas de resolución de anomalías".

El MIA, por su parte, afirma que la fuga se produjo "fuera de la contención del reactor, cuya misión es precisamente mantener aislados del exterior los posibles vertidos radiactivos."

"El grupo [Fechem Cofrentes] sigue explicando que esta fuga no parece haber sido detectada en un primer momento, sino sólo como resultado de la reducción del nivel de agua en el interior del reactor, lo que llevó a la necesidad urgente de parar el reactor."

Añaden que este accidente supuso la primera parada no programada de la central nuclear española de Cofrentes desde la renovación de la licencia de explotación en marzo de este año.

Según los ecologistas, la central de Cofrentes "es vieja y está deteriorada" lo que, unido a la política de la dirección "de maximizar la producción a toda costa, hace más que previsible que se repitan accidentes como éste o más graves."

"El MIA ha insistido en que se cierre esta planta porque pone en peligro a todos los ciudadanos, y que se haga una rápida transición a un sistema basado únicamente en energías renovables, que evite el catastrófico cambio climático y que sea más limpio, seguro y barato", concluye.

También advierte del peligro de prolongar el funcionamiento de la central nuclear de Almaraz, situada a 100 kilómetros de la frontera con Portugal y junto al río Tajo.