A LGBT se le añadió la letra I de intersexual y la Q de queer, que en el término literal significa "extraño", sin embargo, en el acrónimo, incluye a quienes no quieren ser etiquetados con otras orientaciones sexuales y ven la sexualidad como un concepto fluido . El "+" se incluyó en el acrónimo para incluir a todos los humanos como seres (no) afectivos.

ILGA Portugal es una asociación portuguesa creada en 1995, según su página web, su objetivo es "la integración social de la población lesbiana, gay, bisexual, trans e intersexual y sus familias en Portugal a través de un amplio programa de apoyo dentro del ámbito que garantice la mejora de su calidad de vida". ILGA Portugal está asociada a otras organizaciones no gubernamentales europeas que comparten el mismo objetivo.


Reclamaciones

Durante 2019, ILGA Portugal publicó un estudio en el que se compartieron los resultados estadísticos relativos a 171 quejas. En el informe, la asociación menciona que cerca de la mitad de las denuncias realizadas constituyen delitos, cerca de un tercio llegó a las entidades responsables, el resto no se llevó a cabo debido a la desacreditación de la narrativa de la víctima, el desconocimiento de la posibilidad de presentar una denuncia o la "incredulidad" en el papel de las autoridades, en delitos de la misma naturaleza. En la mayoría de los casos, los testigos deciden no intervenir.

Para la elaboración del informe, las denuncias fueron respondidas "en forma de cuestionarios confidenciales y anónimos". La asociación señaló que, en 2019, hubo otras denuncias realizadas por víctimas de "prejuicios, discriminación y violencia por orientación sexual, identidad de género, expresión de género o características sexuales, reales o presuntas." El informe, entre otras conclusiones, señala que más del 40% de las víctimas se identifican como hombres y más del 35% como homosexuales.

Según el mismo informe, las agresiones se producen sobre todo en casa o en la escuela. En las escuelas, las agresiones proceden de los profesores o de los compañeros de la víctima.


Discriminación

Nádia es bisexual y a menudo ha escuchado comentarios homófobos por parte de los profesores. La joven salía abiertamente con una chica, además de haber visto una vez a uno de sus profesores reaccionar ante una foto de la pareja "con cara de asco", Nádia recuerda que el mismo profesor consideraba la homosexualidad una enfermedad y "la comparaba y con la pedofilia"."La alumna siempre intentó respetar a los profesores, discrepaba cuando creía que podía hacerlo, sin embargo temía ver comprometido su futuro académico por la posibilidad de una asignación errónea de las notas debido a su orientación sexual.

João cuenta que su trayectoria escolar estuvo marcada por el bullying, desde los 10 hasta los 17 años los insultos eran recurrentes, con nombres despectivos que le atribuían al joven, junto con bromas. Según el estudiante, que se identifica como gay, nunca sufrió agresiones físicas, sin embargo sus compañeros se negaban a hablar con él, "escondían el material diario" e "intentaban humillar [a João] con otras bromas". El joven presentó una queja ante los profesores, que se movilizaron "para resolver la situación". Sin embargo, un profesor "abiertamente homófobo" trató de socavar la trayectoria académica de João tras conocer lo que sus compañeros intentaban resolver. El alumno, además de ver supuestamente saboteadas sus presentaciones, comprobó que el profesor "hacía constantes bromas" sobre João.

Rui se dio cuenta pronto de que no era "como la mayoría de la gente". Además de las agresiones físicas y los insultos, el joven recuerda el día en que llamaron a sus padres al colegio porque Rui estaba hablando solo en clase. El alumno sólo hablaba con sus compañeros, que crearon la versión de que estaba hablando solo. En la clase "había personas con necesidades educativas especiales" y los profesores decidieron poner a Rui con estos alumnos "para que no molestara más en las clases". De las quejas al personal (no) docente, "nunca se solucionó nada". Un día, un profesor presenció una agresión al joven en la puerta del aula. Al entrar en el aula, la única medida que tomó el profesor fue pedir a Rui que dejara de llorar.

Marco tiene 39 años, hoy se considera homosexual, a pesar de que se burlaban "por la forma inusual" de su cabeza, también hubo algunas "insinuaciones sobre [su] feminidad". Más tarde, cuando empezó a salir por la noche, se convirtió en el objetivo de un joven de la ciudad que le amenazaba constantemente, lo que hizo que Marco sintiera miedo de estar en la escuela y dejara de hacer "algunas de las cosas que solía hacer".


Alianza por la Diversidad

ILGA Portugal realizó un estudio que buscaba conocer cómo se sentían los jóvenes LGBTQ+ en el entorno escolar. Durante el curso escolar 2016-2017, se interrogó a 663 estudiantes de entre 14 y 20 años. El informe dice que el 36,8 por ciento de los jóvenes se sienten inseguros sobre su orientación sexual y cerca de una cuarta parte evita entornos como los baños o las clases de educación física. Alrededor del 60 por ciento ha escuchado comentarios homófobos, que acaban causando molestias a las víctimas.

La mayoría de los jóvenes entrevistados para este informe reconocen haber tenido dificultades para aceptarse como personas LGBTQ+. Marco, por ejemplo, debido al miedo, huyó a Coimbra "porque no quería seguir teniendo miedo". A João, los ataques le hicieron "tener miedo de hacer amigos con otras personas LGBT".

Para combatir la falta de medidas preventivas y de actuación en situaciones de acoso contra los jóvenes LGBTQ+, ILGA Portugal creó la Alianza de la Diversidad (ADD) que, según su página web, "es un grupo de estudiantes (y profesores solidarios) que quieren hacer que la escuela sea más segura para todos", independientemente de la orientación sexual, incluidos los que aún tienen dudas sobre su sexualidad.

Nota de la redacción: Todos los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de los entrevistados