Para la representación portuguesa del organismo internacional, la existencia, "para bien o para mal", de una estrategia nacional de lucha contra la corrupción puede explicar que Portugal haya mejorado un puesto, del 33 al 32 en el índice anual, pero también podría ser la explicación de que no haya mejorado más.

"Para bien o para mal, tenemos una estrategia. Evidentemente, a pesar del esfuerzo del Gobierno por crear esta estrategia, el impacto no ha sido tan fuerte, precisamente porque la estrategia no es ambiciosa y no es aplicable a los órganos soberanos y, por tanto, no toca a las que son las instituciones fundamentales para la democracia y la lucha contra la corrupción", dijo a Lusa Susana Coroado, presidenta de Transparencia Internacional Portugal.

"Se deja de lado la corrupción política, se deja de lado a los altos cargos y esto no transmite una imagen de buen liderazgo, de predicar con el ejemplo y acaba dejando de lado áreas problemáticas a la hora de prevenir la corrupción", añadió.

Más que la represión, que Susana Coroado considera la principal forma de combatir la corrupción en Portugal, a través de la legislación, la funcionaria sostiene que se debe apostar por la prevención, mejorando la gestión de los conflictos de intereses, la detección de riesgos y la disponibilidad de información por parte de las instituciones públicas, facilitando así una mayor participación de la sociedad civil en la toma de decisiones y la inspección.

La inspección es un fracaso recurrente por la falta de medios públicos para ello, dijo, pero que se puede minimizar con una mayor transparencia que permita un mayor acceso a los medios de comunicación y que será una cuestión importante en la aplicación de los fondos europeos del Programa de Recuperación y Resiliencia (PRR).

"Ahora que vienen grandes volúmenes de fondos europeos, los riesgos de malversación de fondos, de desvío de fondos, de influencias que se mueven para captar indebidamente el reparto de fondos, es fundamental tener estas medidas preventivas desde el principio" , dijo.

Susana Coroado considera "positiva" la recuperación de un puesto en el índice respecto al año anterior, en el que Portugal registró la peor posición de su historia, pero cree que es "una recuperación reducida".

Portugal ocupa el puesto 32, empatado con Corea del Sur, con 62 puntos en una escala de 100, por debajo del valor medio de la Unión Europea, que es de 64 puntos. El índice 2021 de Transparencia Internacional está liderado por Dinamarca y Nueva Zelanda, con 88 puntos, los mismos que Finlandia. En la parte baja están Siria y Somalia, con 13 puntos, y Sudán del Sur, con 11.

"Si observamos cuál ha sido la puntuación de Portugal en los últimos 10 años, [ésta] muestra un preocupante estancamiento, incluso teniendo en cuenta que la corrupción ha sido una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos. Los poderes públicos tienen que hacer más para responder a los deseos de los ciudadanos y a las necesidades del régimen democrático", defendió.