Explicaremos las recomendaciones más importantes de estas directrices para que pueda iniciarse hoy mismo un proceso de prevención.

En los individuos sanos, el enfoque paso a paso para reducir el riesgo cardiovascular, comienza con las siguientes recomendaciones: dejar de fumar, adoptar un estilo de vida saludable y mantener una presión arterial sistólica inferior a 160 mmHg.

Dejar de fumar es probablemente la más eficaz de todas las medidas preventivas, con una reducción sustancial de los infartos o la muerte. El riesgo de ECV en los fumadores menores de 50 años es cinco veces mayor que en los no fumadores. Hay que animar a todos los fumadores a que dejen de fumar. Los no fumadores deben evitar el tabaquismo pasivo siempre que sea posible.

Por primera vez, estas directrices hacen referencia explícita a que se recomienda dejar de fumar, independientemente del aumento de peso, sigue siendo beneficioso. Aunque las pruebas sugieren que el cigarrillo electrónico puede ser más eficaz que la terapia de sustitución de la nicotina para dejar de fumar, sus efectos a largo plazo aún no están claros.

En cuanto al ejercicio, los adultos de todas las edades deberían esforzarse por realizar al menos 150-300 minutos semanales de ejercicio de intensidad moderada, o 75-150 minutos semanales de intensidad vigorosa. Por primera vez se recomienda la reducción del tiempo de sedentarismo y la práctica de al menos una actividad ligera a lo largo del día.

Las nuevas recomendaciones en materia de alimentación incluyen la adopción de una dieta mediterránea o similar; la restricción del consumo de alcohol, hasta un máximo de 100 g a la semana (una bebida estándar contiene entre 8 y 14 g); el pescado, preferiblemente graso, al menos una vez a la semana y la restricción del consumo de carnes procesadas.

En cuanto al peso corporal, se recomienda reducir el peso y la obesidad para disminuir la presión arterial, los niveles de lípidos en sangre y el riesgo de diabetes, reduciendo así la probabilidad de sufrir una ECV. Por primera vez, las directrices establecieron que la cirugía bariátrica debe considerarse para los individuos obesos con alto riesgo de ECV cuando una dieta saludable y el ejercicio no dan lugar a una pérdida de peso sostenida.

Lostrastornos mentales, como la ansiedad, se asocian a un mayor riesgo de ECV y a un peor pronóstico para quienes ya están diagnosticados de ECV. Una recomendación reciente es la de ofrecer un apoyo intensivo a los pacientes con estos trastornos para mejorar la adherencia a los cambios de estilo de vida y a la terapia farmacológica.

Las directrices también recomiendan intervenciones políticas, como la reducción de la contaminación, una mayor disponibilidad de patios de recreo en las escuelas y una legislación que restrinja la venta de alimentos poco saludables a los niños por parte de los medios de comunicación, la televisión, internet y las redes sociales.