Aparte de la diminuta (y sin parentesco) codorniz botonera, una especie tropical casi extinguida en Iberia, la codorniz es el ave de caza más pequeña y también la más migratoria. La mayor parte de la población europea pasa el invierno en África y regresa a principios de la primavera. Este año escuché por primera vez la conocida llamada "moja mis labios" el 2 de marzo, pero algunas pueden llegar a finales de febrero. La mejor oportunidad de ver una codorniz es después de las inclemencias de la primavera, cuando los migrantes cansados pueden encontrarse en la escasa vegetación de las zonas costeras.

El número decodornices en cualquier año es muy variable, ya que depende del nivel de éxito reproductivo en el verano anterior (estrechamente relacionado con la cantidad de lluvia primaveral) y de las condiciones en sus cuarteles de invierno. Aunque sigue siendo bastante numerosa en Iberia, nunca volveremos a ver las multitudes que solían "oscurecer los cielos" en primavera en los tiempos bíblicos, ni tampoco las cantidades que abarrotaban los mercados ibéricos en el sigloXIX. La presión cinegética sigue siendo intensa en España, donde se capturan más de un millón de aves al año, aunque éstas incluyen una proporción desconocida de la codorniz japonesa introducida.

En Portugal, la codorniz es más abundante en las regiones agrícolas del Alentejo, donde el número de parejas suele ser de decenas de miles. En otros lugares, las aves ocupan cualquier zona de cultivos y pastos adecuados, pero pocas se reproducen en las zonas costeras del noroeste, donde la influencia del Atlántico es mayor.

Existe una tendencia creciente a que las aves pasen el invierno en Iberia. Esto puede estar relacionado en parte con la hibridación con las especies japonesas, más sedentarias, aunque el cambio climático es sin duda también un factor.

La demanda de los gastrónomos interesados en el consumo de huevos de codorniz (considerados un manjar desde al menos la época romana) se satisface cada vez más con aves cautivas. Afortunadamente, al igual que la mayoría de las aves de caza, ponen grandes puestas.

La codorniz tiene una amplia distribución en el Viejo Mundo, desde Europa occidental hasta Asia central, con razas residentes en el norte del subcontinente y en África. También hay poblaciones residentes en las Azores y las islas de Cabo Verde, que presumiblemente proceden de migrantes desplazados en un pasado lejano.