Marcelo Rebelo de Sousa dijo que "el Gobierno ha planteado un nuevo mecanismo de lucha contra la corrupción, que se espera que sea realmente independiente y que combine su actuación con el Tribunal de Cuentas".

"Podemos, si queremos, intentar abrir una nueva etapa en la que la voluntad de combatir este flagelo no sólo permita multiplicar las investigaciones -lo que ya ha comenzado a ocurrir en el pasado reciente- sino también convertir las esperas de una década, una década y media, dos décadas hasta llegar a una decisión final", dijo.

El jefe de Estado recordó que la Asamblea de la República aprobó, al final de la anterior legislatura, "en muchos casos por unanimidad, un conjunto de diplomas contra la corrupción".

Si aún son insuficientes las "leyes para estrechar el cerco a los que llegan con bienes incompatibles con los ingresos de los cargos políticos o públicos, o para frenar los favores", entonces "que se hagan, pero con mesura, con consideración, para que sean efectivas", y que "estas leyes se apliquen, aunque sean imperfectas o incompletas, probando su alcance y efectividad", dijo.

Por otro lado, el presidente de la República subrayó que "los magistrados quieren y merecen más y mejores medios" y pidió que, si "faltan magistrados" o hay "problemas de acceso", entonces "que se resuelvan".

"Nadie, pero nadie, en una democracia está por encima de la ley, desde el Presidente de la República hasta los ciudadanos, pasando por los demás dirigentes políticos y los magistrados", recordó también, destacando la importancia de que "los valores y los principios se reafirmen en la conducta de los servidores públicos, todos, en todos los ámbitos y sectores".

El Presidente de la República terminó su discurso con la defensa del régimen democrático, argumentando que "la más imperfecta de las democracias es siempre más justa que la más sofisticada de las dictaduras".