Partimos de las murallas de la magnífica Fortaleza de las Estrellas, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, y que ha sido escenario de importantes batallas a lo largo de la historia. A medida que avanzamos por el trillado camino de los peregrinos hacia Santiago de Compostela, podemos sentir la historia a nuestro alrededor. Los peregrinos llevan recorriendo esta misma ruta desde el siglo XII, atraídos como imanes hacia el lugar santo. A medida que caminamos, inevitablemente nos adelantan muchos viajeros jóvenes que nos sonríen e intercambiamos "Bom Caminho" mientras desaparecen rápidamente ante nosotros.

Hemos terminado el segundo día de nuestro viaje de 6 días y ahora estamos descansando en el Convento de Vilavella, fundado en 1554 en Redondela, Galicia. Nuestra estancia en este histórico convento nos fue sorprendida por nuestro líder Phillipe - una brillante pieza de planificación, totalmente alejada de los albergues corrientes disponibles para los peregrinos como nosotros.

Nos complace decir que los 10 miembros de nuestro equipo están resistiendo bien los retos del terreno, sin ninguna queja hasta ahora de dolores y molestias. La mochila de primeros auxilios, que los peregrinos llevamos por turnos, no se ha abierto - hasta ahora - y hemos sido bendecidos con condiciones ideales para caminar a través de bosques sombreados.Tal vez las mascotas que nos han regalado los niños de la escuela sean realmente un amuleto de la suerte, aunque nuestro líder nos acaba de decir que cuanto más nos acerquemos a Santiago de Compostela hay un 80% de posibilidades de que llueva....

Durante el apogeo del Caminho, en el siglo XII y XIII, los peregrinos continuaban hacia el oeste hasta las orillas de Finisterre (el fin de la tierra) para recoger conchas de vieira como prueba física, y como recuerdo, de haber completado su peregrinaje, las líneas de las conchas les recordaban los rayos del sol poniente y los diferentes caminhos que llevaban a Santiago de Compostela.

Hoy en día, los peregrinos modernos pueden recoger sus conchas a lo largo de la ruta, lo que puede resultar muy útil si, como nosotros, se ha olvidado de llevar una cuchara para el yogur o un vaso para recoger agua.

Es inevitable observar que no hay peregrinos que regresen, todos van en una sola dirección. Sólo una idea, cuando llegan a Finisterre se desprenden del fin de la tierra, en éxtasis.

Los peregrinos del Rotary Club de Silves piden tu ayuda para alcanzar el objetivo de 20.000 euros. Cualquier contribución, por pequeña que sea, es bienvenida. Puedes donar ahora en GoFundMe.com a través de nuestra página "Ayuda a los peregrinos a cambiar la vida de los niños" . Puedes seguirnos a través de nuestra página web www.silvesrotaryclub.org. Para más información, envía un correo electrónico: MOC.rotarysilves@gmail.com.