Nacido de padres paganos en la actual Hungría y criado en Italia, este hijo de un veterano fue obligado a los 15 años a servir en el ejército. Martín se hizo catecúmeno cristiano y se bautizó a los 18 años. Se decía que vivía más como un monje que como un soldado. A los 23 años, rechazó una prima de guerra y dijo a su comandante: "Le he servido como soldado; ahora déjeme servir a Cristo. Dé la prima a los que van a luchar. Pero yo soy un soldado de Cristo y no me es lícito luchar". Tras grandes dificultades, fue licenciado y se fue a ser discípulo de Hilario de Poitiers.

Fue ordenado exorcista. Martín se hizo monje, viviendo primero en Milán y después en una pequeña isla. Cuando Hilario fue restituido en su sede tras su exilio, Martín regresó a Francia y fundó el que pudo ser el primer monasterio francés cerca de Poitiers. Allí vivió durante diez años, formando a sus discípulos y predicando por toda la campiña.

Los habitantes de Tours le pidieron que se convirtiera en su obispo. Martín fue atraído a esa ciudad por un ruse -la necesidad de un enfermo- y fue llevado a la iglesia, donde se dejó consagrar obispo a regañadientes. Algunos de los obispos consagradores pensaron que su aspecto desaliñado y su pelo desarreglado indicaban que no era lo suficientemente digno para el cargo.

Su fiesta se celebra el 11 de noviembre.