Eso supondría un gasto extra, cuando tal vez preferirías invertir en una bonita funda nórdica nueva.

Pues bien, según los expertos, puede que quieras renovar tu ropa de cama más a menudo de lo que crees.

Hablando de almohadas

"Por lo general, sabrás cuándo ha llegado el momento de cambiar la almohada, pero yo recomiendo sustituirla cada uno o dos años", dice Chris Tattersall, experto en descanso y director general de Woolroom.

"Se desgastan sorprendentemente rápido, ya que, de media, la almohada hace su trabajo durante 2.500 horas al año (unos 100 días)".

Según él, algunos tipos de almohadas duran más que otros, debido a los materiales utilizados en su fabricación. Por ejemplo, los tejidos antimicrobianos como el lino, la lana y el cáñamo ofrecen una defensa natural contra las bacterias, el moho y otros microbios.

Fabio Perrotta, director de compras de Dreams, está de acuerdo: "Para sacar el máximo partido a las almohadas, se recomienda sustituirlas al menos una vez cada dos años.

"Con el tiempo, se acumulan los ácaros del polvo y lo más probable es que la almohada haya perdido gran parte de su elasticidad, lo que significa que no proporcionará el apoyo adecuado".

Días de edredón

Perrotta sugiere sustituir los edredones cada dos o cinco años. Hay formas de intentar alargar la vida de un edredón, como utilizar un protector, que puede lavarse para protegerlo de las manchas y los ácaros del polvo.

Tattersall afirma: "Los edredones deben cambiarse aproximadamente cada cinco años. Al igual que las almohadas, si están rellenos de fibras más naturales, no es necesario sustituirlos tan a menudo; por ejemplo, la lana es autolimpiable. Además, tener un edredón o una almohada lavables ahorrará la necesidad de sustituirlos con regularidad".


¿Cómo saber cuándo ha llegado el momento de cambiar?

Hay varias formas de saber que ha llegado la hora de cambiar de almohada, sugiere Tattersall. "Los rasgos más obvios son que empiece a oler mal, que se vuelva amarilla y que tenga manchas de sudor.

"Otra posibilidad es que tu almohada empiece a causarte molestias, con dolores de cuello o de hombros, que deriven en dolores de cabeza".

Si la almohada se queda doblada, hay que cambiarla, ya que el relleno ha perdido su capacidad de sujeción y no vuelve a "saltar".

"En el caso de los edredones, si se notan finos y flácidos porque el relleno está comprimido, no pueden retener el aire y mantener la temperatura corporal correctamente", explica Tattersall.

"Del mismo modo, si el relleno se extiende de forma irregular -lo que ocurrirá de forma natural o tras demasiados lavados- o si gotea, es hora de renovarlo".

¿Por qué es importante cambiar la ropa de cama?

"Cada noche, nuestro cuerpo desprende pelo, piel muerta y grasa corporal que la ropa de cama absorbe, y esto, combinado con la transpiración natural, crea el entorno perfecto para los ácaros del polvo", señala Tattersall.

Según Tattersall, esto puede afectar a los asmáticos y provocar irritación ocular, secreción nasal y trastornos del sueño.