"Estoy profundamente arrepentido de lo que hice. No debería haber ocurrido", dijo el médico, acusado de cometer siete delitos de atestado falso en un proceso cuyos delitos habrían tenido lugar en 2016.

En la primera sesión del juicio, que tuvo lugar en el Tribunal de Coimbra, el acusado dijo que hace cinco años tenía otro caso, que fue suspendido provisionalmente previo pago a una institución de solidaridad social.

Desde entonces, ha pasado a "ser lo más riguroso posible" en los certificados médicos y ha dejado de ejercer la medicina en Coimbra.

"No tomé la mejor decisión en su momento", confesó el acusado, mostrando sorpresa por ser juzgado de nuevo (dada la suspensión cautelar de la otra causa), a lo que el presidente del tribunal aclaró que se trataba de otra causa relacionada con otras personas.

La propietaria de una gestoría de documentación, que trabajaba en nombre de clientes en el proceso de renovación de permisos de conducir y certificados de aptitud profesional para taxistas, también confesó haber cometido los siete delitos de falsedad documental de los que se le acusa.

"Lo que hay es verdad y me arrepiento todos los días", dijo la mujer, admitiendo que cobraba 60 euros por cada renovación de licencia, pero que 30 euros serían para pagar la tasa de renovación en el Instituto de Movilidad y Transporte.

La acusada también confesó que daba cinco euros al médico por cada certificado que expedía.

A la pregunta de por qué había cometido los delitos, la acusada dijo que "la gente quería ayuda, el médico no estaba y pasaron cosas".

"No debería haber ocurrido", añadió.

Según el Ministerio Fiscal, los certificados médicos se emitieron sin observar a los conductores que solicitaron los servicios de la acusada.