En un comunicado, la universidad señala que, aunque fundamental, el trigo se considera al mismo tiempo "un villano" por "provocar cambios indeseables en el organismo", como alergias e intolerancias alimentarias.

"Lo que está en cuestión es la composición del trigo, que puede ser modulada por la microbiota [flora intestinal]", señala, y explica que, en el marco del proyecto europeo Wheatbiome, los investigadores se centrarán en la microbiota para "llegar a un nuevo alimento", basado en la fermentación del trigo.

En una fase inicial, el equipo estudiará la microbiota del trigo en el suelo y la planta para tratar de entender cómo afecta la inmunogenicidad [capacidad de desencadenar una respuesta inmunitaria en el organismo] y la calidad nutricional de este cereal.

En un comunicado, la investigadora y co-coordinadora del proyecto, Rosa Pérez-Gregório, aclara que las expresiones de las proteínas en una planta pueden "depender del cultivo, de la variedad de trigo y de dónde se produzca".

"La misma variedad de trigo producida en diferentes lugares, por ejemplo, en Portugal y Holanda, puede tener diferente calidad nutricional y cantidad de proteína inmunogénica. Lo que queremos evaluar es cómo la microbiota y la interacción de la microbiota del suelo y de la planta pueden modular este proceso", ejemplifica la investigadora de la Red de Química y Tecnología(REQUIMTE) de la FCUP.

La investigadora Susana Soares también añadió que, tras ser caracterizada, el equipo puede utilizar la "microbiota de toda la planta o de partes de ella para crear un nuevo alimento".

Señalando que el trigo es "uno de los cultivos más sostenibles que hay", los investigadores afirman que esto podría "hacerlo aún más sostenible".

Además de hacer más sostenible este cereal, otro de los objetivos del proyecto es utilizar la microbiota para regular las prácticas agrícolas, trasladando este conocimiento a los agricultores y otras entidades implicadas en la cadena de producción del trigo.

"Si conocemos las mejores condiciones bióticas y abióticas que afectan a la microbiota y a la calidad del trigo, podremos intentar que se cultive en otros países europeos, lo que ayudará a reducir la dependencia de Ucrania al fomentar una agricultura local y más sostenible", añaden los investigadores.

Al mismo tiempo, el proyecto también pretende reintroducir el subproducto del nuevo alimento en la cadena alimentaria, como en la alimentación animal.

Durante el proyecto se llevarán a cabo estudios "in vitro" para conocer las mejores condiciones de cultivo y las mejores variedades por las que apostar, y posteriormente está prevista una preselección de los productos que pasarán a la fase "in vivo".

Además del suelo y la planta, también se estudiará la microbiota humana.

"Queremos ver cómo las bacterias del interior de este alimento interactúan con nuestro cuerpo y con nuestra propia microbiota", explica la investigadora Rosa Pérez-Gregory.

El proyecto Wheatbiome está financiado con más de 5 millones de euros por la Comisión Europea y se desarrollará durante los próximos cuatro años.

Además del REQUIMTE de FCUP y GreenUPorto, forman parte del proyecto la Facultad de Medicina NOVA y 13 entidades europeas de países como España, Lituania, Países Bajos, Polonia y Hungría.