Según un informe publicado hoy por la Comisión, debido a un invierno "excepcionalmente seco y caluroso, la humedad del suelo y el caudal de los ríos presentan ya anomalías significativas" en países como Francia, España e Italia.

En la región alpina, la acumulación de nieve "estuvo muy por debajo de la media" y fue "incluso inferior" a la del invierno pasado, lo que en principio provocará una "fuerte reducción de la contribución del caudal de los ríos" durante la primavera.

Bruselas advierte de que "las precipitaciones de las próximas semanas serán cruciales para determinar la evolución de la actual sequía" y cómo podría afectar a las poblaciones.

La previsión más negativa y también más probable es que "Europa y la región mediterránea podrían experimentar un verano extremo este año, similar al de 2022."

Por ello, la Comisión Europea recomienda vigilar el uso del agua y la coordinación entre los Estados miembros para combatir eficazmente este problema, ya que se prevé que este escenario se convierta en la norma en el futuro.

El informe llega en vísperas del Día Mundial del Agua, que se celebra el miércoles 22 de marzo, y de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, que tendrá lugar en Nueva York entre el miércoles y el viernes.

La Comisión también advirtió de que "la mayoría de los países del sur y el oeste de la Unión Europea", incluido Portugal, "se ven afectados por una sequía incipiente en la que crece la preocupación por el abastecimiento de agua, la agricultura y la producción de energía".