Sentirse estresado es algo normal en la vida, y todos tenemos días, semanas o incluso meses en los que las cosas son más estresantes. Entonces, ¿cómo podemos saber cuándo vamos más allá del estrés "normal" y nos dirigimos hacia el agotamiento?

"El estrés puede manifestarse de muchas formas, pero todos lo hemos sentido", afirma el Dr. Seb Thompson, psicólogo clínico asesor de Cygnet Health Care.

"A veces el estrés nos invade sigilosamente, otras es más repentino y parece surgir de la nada. A veces nos abruma y nos incapacita. A veces nuestra mente se apaga porque no puede hacer frente a otro pensamiento relacionado con el estrés. Nuestra capacidad de recuperación se ve comprometida".

Aunque puede que no sea igual para todos, lo importante es este punto de inflexión. Estamos diseñados para experimentar estrés, pero como añade Thompson: "Demasiado estrés, como demasiado de cualquier cosa, no es bueno. De hecho, puede ser psicológica y fisiológicamente perjudicial".

"Demasiado estrés conduce al agotamiento, y el agotamiento, si no se controla, puede ser un factor de riesgo para desarrollar más dificultades de salud física y mental".

Aunque el trabajo no es lo único asociado con el burnout, hay una buena razón por la que a menudo hablamos de él en este contexto.

Como explica Gosia Bowling, responsable nacional de salud mental de Nuffield Health: "Hay un límite en el número de horas que podemos trabajar de forma sostenible al día, todos los días, antes de que el agotamiento se apodere de nosotros y nos veamos incapaces de sobrellevarlo, un fenómeno ocupacional que la Organización Mundial de la Salud(OMS) define ahora como 'burnout'".

¿Cuáles son los primeros signos de agotamiento?

Le cuesta tomar perspectiva

Según Bowling: "Las personas que se acercan al agotamiento suelen tener una creciente sensación de impotencia. La mente puede parecer sobrecargada mientras se lucha por procesar los interminables pensamientos que pasan por la cabeza. Una vez que se llega al agotamiento, puede ser difícil encontrar soluciones incluso a problemas menores."

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Te cuesta delegar

Como dice Bowling: "Aunque te falte energía, te cuesta delegar tareas. No importa si pasas el trabajo a un miembro del equipo muy competente o incluso a alguien superior, la idea de no tener el control total en ese momento te llena de pavor."

No puedes desconectar

"Desde que abres los ojos por la mañana hasta que los cierras por la noche, sólo piensas en tu trabajo. Cuando no estás trabajando, piensas constantemente en lo que podrías estar haciendo, en lugar de tomarte tiempo para relajarte", dice Bowling, lo que, por supuesto, no ayuda a sentirse mejor.

"No darse tiempo para desconectar agota los recursos energéticos del cuerpo", añade Bowling. "Puedes sufrir consecuencias físicas como mareos, cansancio, dolores de cabeza, sudoración y falta de aliento".

¿Qué puedes hacer al respecto?

Aunque pueda parecer que el agotamiento es inevitable hoy en día, no tiene por qué ser así. Si ha evaluado la situación y se ha dado cuenta de que el estrés está aumentando demasiado en el trabajo, puede ser útil entablar un diálogo con su superior jerárquico.

"Si crees que hay factores individuales -como plazos poco realistas, una carga de trabajo inmanejable o que la cultura de la empresa no ofrece suficiente apoyo-, haz una lista de estos problemas y programa una llamada con tu jefe para abordar estas preocupaciones", sugiere Bowling.

Si tu jefe no se muestra receptivo, puede que tengas que buscar otras formas de abordar tu situación laboral.

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"Conozca las normas específicas que debe cumplir su empresa. Si crees que no se están cumpliendo, quizá sea el momento de hablar con un miembro de RRHH", añade Bowling. "Por ejemplo, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas acaba de dictaminar que los empresarios deben tomar medidas para asegurarse de que su personal no sobrepasa la semana laboral máxima de 48 horas y puede tomarse descansos adecuados, tanto si trabaja desde casa como si no".

Desconectar

Controlar el estrés suele requerir un esfuerzo consciente, que incluye adquirir el hábito de desconectar y relajarse. Esto puede ser un reto, sobre todo si se está acostumbrado a ir a mil por hora y ser útil o productivo todo el tiempo, pero las técnicas prácticas y psicológicas pueden ayudar. Dedícate un hobby, ponte al día con tus amigos por teléfono, aprende a relajarte con técnicas de gestión del estrés como la meditación consciente... lo que te funcione.

Sé firme con los límites del trabajo

Si trabajas desde casa o tienes un ritmo de trabajo errático, priorizar lo que hay que hacer y dedicarte tiempo a ti mismo es aún más importante.

"No utilices automáticamente el tiempo que normalmente emplearías en desplazarte para añadir más trabajo a tu jornada", dice Bowling en relación con el trabajo desde casa. "Piensa en cómo puedes aprovechar ese tiempo para tu propio bienestar y disfrute. Evita también trabajar durante la pausa del almuerzo".