Una vez sumergidas, las máquinas recogen el CO2 absorbido, lo que permite que los estanques de captura de carbono sean reutilizables. El Dr. Braden Tierney, del Weill Cornell Medical College, declaró a The Guardian: "El proyecto aprovecha 3.600 millones de años de evolución microbiana", al hablar de la ventaja en simplicidad del uso de microbios.