En el sitio web de S&P sólo se indica que la evaluación tuvo lugar y que no hubo cambios. En marzo, S&P elevó la calificación de Portugal de "BBB+" a "A-", con perspectiva positiva. Trece años después, la deuda portuguesa volvía al nivel A de las principales agencias.
En aquel momento, con Fernando Medina aún en el Ministerio de Finanzas y a una semana de las elecciones anticipadas, la agencia destacó la "rápida" reducción del ratio de deuda pública y el "sólido comportamiento presupuestario" de la economía nacional. "Esperamos que esta tendencia continúe, aunque a un ritmo más lento", anticipó S&P, que confía en que el próximo Gobierno mantenga la senda de la "disciplina financiera" y se centre "en la aplicación de los fondos" del Plan de Recuperación y Resistencia (PRR).
La última agencia en pronunciarse sobre la calificación de Portugal fue la canadiense DBRS, en julio, cuando mantuvo la nota A pero mejoró la perspectiva a "positiva". En septiembre, fue el turno de Fitch para evaluar la calificación de la deuda portuguesa, seguida de Moody's el 15 de noviembre.