"Recibí un correo electrónico de Martins Kulinarium, en Carvoeiro, sobre un taller de fin de semana de caza de trufas con perros y enseguida me pareció muy interesante, así que me apunté", cuenta a Central Magazine Larissa Möller, fundadora del Grupo de la Trufa del Algarve.

"Para cazar trufas se necesita un perro, ya que son hongos que crecen bajo tierra con un intenso olor, por lo que, entrenados, los perros pueden encontrarlas gracias a su excelente olfato", explica. "No se requiere una raza específica ni una edad determinada, todo es cuestión de un buen trabajo en equipo".

Los primeros pasos

Durante el taller, Larissa y su Akita americano de 7 años, Fashima, conocieron a Nelli Eleonore dos Santos, cuya Rhodesian Ridgeback, Nala, tenía entonces sólo seis meses, y se entrenaron juntas.
"Ésos fueron los primeros pasos de nuestras emocionantes y exitosas cacerías de trufas en el Algarve", comenta.

Una vez registrados los primeros éxitos de búsqueda, Larissa buscó en Internet investigaciones sobre la trufa en el país y dio con un vídeo de YouTube de la profesora Celeste Santos e Silva, de la Universidad de Évora, en el que presentaba su trabajo sobre las especies de trufa del desierto en Portugal, debido al cambio climático. "El Sr. Honstrass y yo fuimos invitados a visitarla a la universidad y así nos conocimos. Fue hace seis años, y desde entonces trabajamos juntos".

Trufas y árboles conviven en simbiosis, la llamada micorriza, en la que se produce un intercambio de importantes nutrientes y agua. Por eso es crucial saber qué especie de trufa conecta con qué árbol, y determinadas condiciones del suelo.

"Cuando encontramos trufas, hacemos una documentación detallada del hallazgo. Tomamos fotos de las trufas frescas en el entorno en el que se encuentran, así como de los árboles o plantas asociados, y recogemos una muestra", explica Larissa sobre su investigación. "Aquí tengo un pequeño laboratorio porque el examen microscópico es esencial para identificar las trufas con mayor precisión. Las muestras que destacan, las enviamos a un laboratorio de Évora o España para secuenciar el ADN y verificar exactamente lo que hemos descubierto".

El Grupo Trufas del Algarve está formado por cinco miembros activos con un total de siete perros de diferentes razas, edades y clases de adiestramiento. "Todo el grupo se reúne una o dos veces al mes, viajamos por todo el Algarve, cerca de la costa, en el interior y Serra de Monchique, siempre en diferentes áreas", compartió. "Cuando estás en el campo, los perros son muy precisos. Pueden mostrarte la ubicación exacta de las trufas y a menudo encontramos muchas especies diferentes en nuestras excursiones por la naturaleza."


Nuevo descubrimiento

A principios de mayo de 2024, Nelli Eleonore dos Santos y Larissa Möller con sus perros Nala, de 7 años, y Figo, de 3, consiguieron encontrar por primera vez la trufa negra de verano, Tuber aestivum, de gran valor culinario, en estado salvaje en varios lugares del Algarve.

"Descubrir las trufas de verano ha sido uno de nuestros mayores logros, ya que nunca se había encontrado esta especie en el sur de Portugal", declaró. La Tuber aestivum es una especialidad de la industria culinaria, a menudo ofrecida como plato fuerte en restaurantes de lujo durante la temporada de la trufa.

"Tras el descubrimiento, la profesora Celeste Santos e Silva visitó personalmente los lugares y, gracias a nuestros grandes perros, pudimos encontrar más trufas de verano en su presencia para un trabajo de investigación en la universidad. Al tomar muestras de suelo y raíces de los lugares, pudo confirmar claramente los hallazgos después de un extenso trabajo de laboratorio ", continuó Larissa.

Desde 2018, el Grupo de Trufas del Algarve ha identificado más de 60 especies en la región y en el Alentejo, con la ayuda de sus perros. "Entre las especies identificadas hasta ahora, se encuentran pruebas confirmadas por secuenciación de ADN de especímenes muy raros, en algunos casos no descritos, así como trufas previamente desconocidas e inéditas que están esperando ser reveladas junto con sus compañeros científicos", mencionó.

Comunidad trufera

"La razón principal por la que empecé esto fue porque quería hacer algo divertido y significativo con mi perro. Ya de niña iba a buscar setas al bosque con mis padres y siempre me encantó. A través de la caza de trufas, aprendí mucho sobre las interacciones y relaciones en la naturaleza y realmente cambió mi visión de nuestro mundo", recuerda Larissa. "El Sr. Dieter nos educó muy bien, y todavía viene regularmente al Algarve a trabajar con nosotros".

El Grupo de la Trufa del Algarve también ofrece servicios a las plantaciones de trufas de Portugal, ya que no hay muchos perros adiestrados aparte de los suyos en el país. "Esto nos permite ganar algo de dinero para pagar a los laboratorios y continuar nuestro trabajo", concluye.


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Kate Sreenarong