Quercus "ha hecho público que su opinión es ahora desfavorable al proceso en curso relativo a la construcción del nuevo aeropuerto, incluida la cuestión de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de la APA (Agencia Portuguesa del Medio Ambiente), apoyando así la posición de las asociaciones ecologistas que se han estado manifestando en contra y apelando a los Tribunales", se lee en una declaración de la asociación.

El 31 de octubre del año pasado, Quercus comentó la opinión favorable de la APA sobre el aeropuerto considerando que no era la solución ideal pero que podría ser positiva siempre y cuando se salvaguardaran las medidas para minimizar los impactos ambientales.

Un día antes, el 30 de octubre, la APA había publicado una "DIA favorable condicionada" a la construcción del aeropuerto de Montijo, haciendo viable el proyecto, algo que desde entonces ha sido muy criticado por las organizaciones ecologistas.

Quercus ha tomado un nuevo rumbo desde febrero de este año, y afirma que la posición de octubre de la asociación "no refleja la visión de la mayoría de los miembros y miembros dirigentes", y dice que en ese momento no se abordaron cuestiones esenciales.

Por lo tanto, es importante, según la asociación, cuestionar la supuesta urgencia del gobierno en la construcción del aeropuerto, criticar el hecho de que se adoptaran posiciones contractuales antes de que concluyera el proceso de evaluación del impacto ambiental o defender la necesidad de que el proceso incluyera estudios alternativos.

En el documento, la asociación enumera una docena de razones por las que está en contra del nuevo aeropuerto, como la necesidad de una Evaluación Ambiental Estratégica, la contextualización del proyecto con las políticas climáticas y los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, o la consideración de "importantes preocupaciones técnicas y de seguridad" que se han planteado desde entonces.

En la evaluación de impacto ambiental del año pasado se subestimó el potencial contaminante de las emisiones de los aviones, se debe tener en cuenta el "enorme impacto no mitigado" causado por el ruido y se debe considerar adecuadamente el impacto sobre la avifauna del estuario del Tajo.

Y a todo ello hay que añadir "aspectos nuevos" que no existían hace un año, desde los vinculados a la navegabilidad de las embarcaciones típicas del estuario hasta el actual contexto de la crisis de la pandemia del covid-19, combinado con una crisis económica, que lleva a una reducción de la demanda de vuelos.