En declaraciones a Lusa, el presidente de la Asociación Portuguesa de Bares y Discotecas y Animadores explicó que el año pasado, cuando estos establecimientos comenzaron a abrirse, pero con muchas restricciones, presentó la propuesta al entonces alcalde de Lisboa, Fernando Medina (PS).

"El proyecto fue realizado por la dirección de la asociación junto con una agencia. Consistía en 'atrincherar' el barrio colocando centros de pruebas en todos los accesos, lo que permitiría que no hubiera esas colas que ahora existen en el Largo de Camões de tres y cuatro horas esperando a la gente para hacer la prueba. Se harían las pruebas por todo el barrio, y a los que dieran negativo se les daría una pulsera que les permitiría caminar por el interior como si no hubiera covirus, y los que dieran positivo no entrarían, y serían identificados para ir a aislamiento", explicó Ricardo Tavares.

El presidente de la asociación dijo que habló del proyecto con Fernando Medina, a quien le pareció "interesante", y pidió que se presentara al ayuntamiento.

"Lo presentamos, no nos dio respuesta durante dos meses, pero luego vino la campaña de las elecciones municipales y no se resolvió nada", dijo.

La asociación, que ya está en campaña para las elecciones municipales, abordó el tema con Carlos Moedas (PSD) durante una visita a Bairro Alto.

"Hablamos del proyecto con Carlos Moedas, nos pidió que lo enviáramos, ya que el proyecto le parecía interesante. Mientras tanto enviamos correos electrónicos pidiendo una reunión y estamos esperando una fecha", refirió.

Ricardo Tavares destacó a Lusa que este proyecto puede aplicarse en otras zonas de ocio nocturno del país.

"El centro de Oporto o la zona de Oura son áreas del país donde también podría hacerse, permitiendo que el país vuelva poco a poco a ser lo que era antes de la pandemia", subrayó.

Contactado por Lusa sobre este proyecto, el presidente de la Asociación de Comerciantes del Barrio Alto, Hilário Castro, consideró que el efecto práctico del proyecto es prácticamente nulo.

"Todo lo que pueda mejorar y minimizar el impacto de la situación es beneficioso, ahora esta parte ya ocurre. Dentro de lo posible, ya se están haciendo las pruebas. Hay tres centros alrededor del Bairro Alto, pero eso no resuelve mucho porque incluso los centros que existen no tienen capacidad suficiente para el público que viene a esta zona", explicó.

En opinión de Hilário Castro, el proyecto no tiene mucho sentido y "el efecto es casi nulo".

"El objetivo es que la gente que quiera venir a los restaurantes y bares utilice estos centros, pero cualquiera puede utilizarlos. Eso sirve para todo y muchas veces quita el efecto para el que fue creado, y nuestros clientes acaban desistiendo porque las colas son enormes", dijo.

En opinión de Hilário Castro, el gran problema está en el cumplimiento de las normas para frenar la pandemia del covid-19.

"La gente no cumple las normas, no lleva mascarilla, ni [cumple] el distanciamiento. El gran problema está aquí", dijo.

La agencia de noticias Lusa intentó sin éxito contactar con la presidenta de la junta parroquial de Misericordia, Carla Madeira.