En su intervención con motivo de la recepción del Premio Universidad de Lisboa, que le fue concedido en 2020 pero que acaba de ser entregado, Guterres elogió a Portugal como país "ejemplar en su política de acogida de refugiados".

"Es cierto que nuestra situación periférica en Europa hizo que tuviéramos menos presión de solicitantes de asilo que otros países europeos. Pero también es cierto que otros países aún más periféricos que nosotros, hasta hace poco en crisis de refugiados, no tenían la misma generosidad y la misma apertura".

Estos países, sobre todo del este de Europa, consideró, se redimieron en la reciente crisis de refugiados derivada de la invasión rusa de Ucrania, pero el líder de la ONU recordó que no ocurrió lo mismo en el pasado reciente, "en el que los refugiados de Siria se movían por los Balcanes de forma caótica, viendo cómo se cerraban las puertas una tras otra".

Guterres celebró la apertura mostrada en los últimos meses hacia la crisis de Ucrania, pero al mismo tiempo dejó una advertencia: "No puede sino hacernos reflexionar sobre por qué Europa acoge a refugiados ucranianos y tantos países europeos fueron tan reticentes a acoger a refugiados sirios y africanos".

Según el ex primer ministro portugués, esta situación "provocó y provoca en muchos de los que viven en el llamado 'sur global' una cierta frustración, incluso una cierta rabia, que les dificulta expresar la solidaridad que los europeos esperan cuando Europa se enfrenta a una crisis devastadora, con la invasión rusa de Ucrania y todas las consecuencias que esto ha tenido en nuestra vida cotidiana, en los países europeos y de forma aún más dramática en los países del tercer mundo".


Cambio climático

En otra línea de crítica, António Guterres refirió que además de los conflictos, hay algo que no se puede olvidar: "Estamos perdiendo la lucha contra el cambio climático. La posibilidad de mantener el crecimiento de la temperatura global limitado a 1,5 [grados celsius] está a punto de perderse y de forma irreversible. Sigue habiendo, sobre todo a nivel de los grandes países emisores, una falta de conciencia política indispensable para revertir esta situación", lamentó.

También recordó la necesidad de justicia climática, porque "lo cierto es que los países que más sufren los dramáticos impactos del cambio climático no son los que más contribuyen a estos cambios y no son los que más recursos tienen para responder a las necesidades de reconstrucción, rehabilitación y apoyo a las poblaciones".

Por ello, señala "un enorme egoísmo de los países del norte al negarse a aceptar todas las responsabilidades, incluidas las que asumieron en el Acuerdo de París, de solidaridad con los países del sur".