Con sede en el cinturón rural de Changhua, en el centro del país, su startup utiliza el pseudotallo de la planta del plátano -que suele desecharse tras la cosecha- para crear fibras que pueden hilarse y convertirse en hilo o incluso en cuero vegano.

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Aunque aún está en una fase inicial y no tiene pedidos comerciales, Yang aspira a suministrar a marcas mundiales de zapatillas que buscan materiales ecológicos procedentes de restos de cosechas.